Una historia obscura persigue al lugar. El periodista Paul Davis vio zombies en Kensington. Esa es la impresión que narra en su post “The walking dead”. Recorrió las calles de una latitud de Philly que ha sido cuna del crimen y que cría adictos con mamilas de narcóticos.
Su pasado lo lleva como un peso muerto. Kensington fue la ubicación de los disturbios nativistas de Filadelfia en el siglo XIX. Además, lugar de nacimiento de K&A Gang, actualmente Northeast Philly Irish Mob. Junto con los irlandeses estadounidenses, la zona también alberga una gran población de hispanoamericanos. Principalmente puertorriqueños y dominicanos. Asimismo es hogar de afroamericanos y polacos estadounidenses. El barrio también ha visto recientemente una gran afluencia de jóvenes profesionales urbanos y gentrificación.
No obstante antes de la crónica de Davis una lectora nos narró su terror. Iba con dirección a un banco. Y desde la intersección de E. Allegheny Ave. & Kensington Ave. miró el horror. Sobre la acera aletargadamente se retorcían. Hombres y mujeres se perforaban las venas. Se dejaban caer lentamente sobre el concreto donde daban pequeñas pancadas y giraban los ojos.

Sobre la larga avenida es temerario contar el número de personas que están “teniendo un viaje”. Los desinteresados simplemente los esquivan. Cada quien en lo suyo. Sin embargo esas estampas anulan la codificación de valores ciudadanos. Es la placa de Pietri en la que se examina la pandemia de las drogas que asola a la metrópolis.
Zombies en Kensington
Paul Davis On Crime es el nombre del blog del avezado periodista filadelfiano. Esta especializado en noticias y comentarios sobre el crimen organizado. Tiene pericia en la creación de contenidos sobre delincuencia callejera y delitos de cuello blanco. Sus habilidades lo han llevado a crear un abanico de contenidos que incluyen ciberdelincuencia, delitos sexuales, ficción criminal, prevención del delito, espionaje y terrorismo.
Davis ha mirado a los zombies en Kensington con sus propios ojos. Se hizo acompañar por un oficial de policía retirado para estar sobre el terreno. Su narración es escalofriante. “Pasamos junto a los numerosos indigentes, enfermos mentales y adictos al alcohol y las drogas. Se balanceaban y tambaleaban por el barrio. Tal como los zombis de las series de televisión de terror apocalíptico: “The walking dead”.
El escritor dijo que ver a los drogadictos aparentemente desesperados en las calles de Kensington lo impactó. Recordó la epidemia de heroína de finales de 1960, “cuando yo era un adolescente en el sur de Filadelfia”.
Un historia continuada
La pandemia de los opiáceos es el tema. El socavón bajo la plataforma moral de la ciudad también. Los enfermos por las drogas están tirados en las aceras. Los zombies en Kensington no son una leyenda urbana.
“Mira a esta gente. Es desgarrador”, dijo el detective retirado que acompañó a Paul Davis. “Estas personas son el hijo y la hija de alguien. La madre y el padre de alguien. Y hay mucha gente decente viviendo por aquí. Es una pena que tengan que soportar esta miseria y la delincuencia por drogas”.
El graduado de Temple University en periodismo no es ajeno a trabajar en el campo. Ha visto escenas difíciles de mirar. Estuvo en el portaaviones USS Kitty Hawk durante la guerra de Vietnam en 1970-1971.
“Para vergüenza de los funcionarios y los residentes de Filadelfia, la historia del consumo de drogas desenfrenado y abierto de Kensington ha sido recogida por la prensa nacional e internacional”.
Sobre las acciones
Es mundialmente sabido que un muerto es difícil de rescatar. Los perjuicios que traen los zombies en Kensington son imputables a las mafias del narcotráfico. De allí que el periodista recordó el accionar de la ciudad.

“Para combatir el azote de la droga en Kensington, el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, dio anuncios. El mes pasado dijo que su oficina había cerrado otra gran operación de tráfico de drogas en Kensington”.
Según Shapiro, la investigación, fue llevada a cabo por la Iniciativa Kensington. “Se saldó con la detención de ocho personas. Entre ellas el cabecilla de la organización y dos traficantes de alto nivel. Los agentes también incautaron siete armas de fuego. Incluiye una pistola fantasma y una escopeta semiautomática. Además retuvieron más de 8.000 dosis de heroína/fentanilo y 30.000 dólares en efectivo”.
El Fiscal aseguró que su oficina está comprometida con este objetivo. “No vamos a dejar ningún bloque atrás. También estamos agradecidos a nuestros socios en la aplicación de la ley. Es invaluable su apoyo en este trabajo difícil y a menudo peligroso. También a la oficina del director de la ciudad. Desde esa instancia se ha comenzado a restaurar y recuperar estas comunidades que han sido devastadas por la violencia.”