En la vida y sobre todo en el béisbol frente a los fracasos prosperan las teorías de la conspiración para explicar las derrotas y descalabros.
En la Gran Carpa, repleta también de creencias que encierran maleficios, intentan atribuir una especie de sortilegio al nuevo revés de los New York Yankees. Ya son 12 las temporadas consecutivas en que la novena neoyorquina cae de manera estrepitosa.
El 2009 es recordado como el último año en que los Mulos de Manhattan llegaron a la Serie Mundial y derrotaron a Philadelphia Phillies para alzarse con el vigésimo séptimo título en su historia. De ahí en adelante sólo han cosechado caída tras caída, a pesar de contar con un equipo plagado de estrellas.
Ante el más reciente fiasco, los fanáticos del equipo de la Gran Manzana evocan que los Medias Rojas tuvieron 86 años sin ganar una Serie Mundial, gracias a una hechicería.
Los agoreros aseguran que el 26 de diciembre de 1919 fue el día en que, le cayó encima a los a los Boston Red Sox una maldición que duró casi un siglo. Y todo fue porque vendieron al ídolo Babe Ruth a su archirrival, los Bombarderos del Bronx.
La maldición de El Bambino
Según la leyenda, en seis años El Bambino le había regalado a los Medias Rojas 89 triunfos como pitcher, 49 vuelacercas, impulsado 244 carreras y además los había ayudado a obtener tres Series Mundiales.
El mítico número 3 un día decidió solicitar un aumento de sueldo, pero le ofrecieron un contrato de tres años y 27 mil dólares por temporada. Sin embargo, de la noche a la mañana se lo sacaron de encima y lo vendieron a los Yankees a cambio de cien mil dólares.
Cuentan que Ruth nunca estuvo de acuerdo con lo que después se conoció como una de las peores transacciones de la historia del béisbol. Dicen que además de su brazo y su bate tenía una lengua poderosa. Dolido mientras recogía sus aperos, en el dugout soltó su maldición. Dijo que Boston nunca más ganaría una Serie Mundial y se marchó.
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A partir de entonces el jugador estelar se convirtió en el santo de la vereda de enfrente. Los Yankees, que no habían ganado nada, comenzaron a acumular títulos en su vitrina. Con El Bambino obtuvieron cuatro campeonatos.
Preparando el exorcismo
Sin embargo, hoy los nubarrones no cesan en el Yankee Stadium. El legendario Pete Rose, considerado uno de los mejores bateadores en la historia de las Grandes Ligas, tampoco se explica lo que le ocurre con los Bombarderos del Bronx. “Ni un ciego se poncha tanto”, comentó.
Por ahora los propietarios los Yankees quieren saltar rápido la fea página y preparan una conjura que pasa por una profunda limpieza. En la rampa de salida están peloteros, miembros del staff, manager e incluso el gerente general.
El primer señalado fue el coach de bateo Marcus Thames y su asistente P.J. Pilittere. No regresarán la próxima temporada. Al coach de la tercera base, Phil Nevin, le dieron las gracias y el manager Aaron Boone tiene sus barbas en remojo.