El miedo humano que se entreteje en las capas de la ignorancia suele ser más peligroso que el asecho de un virus malicioso que puede marcar con microcefalias a los recién nacidos.
Hay evidencias científicas que apuntan a que el virus zika puede haber pasado a ser silvestre. El terror desatado por la fiebre amarilla en Brasil, generó que pobladas de dos ciudades de la amazonia a balazos y garrote diezmaran una colonia de macacos. Los callithrix y micos son extremadamente difíciles de capturar, pero los locales los masacraron en medio de una inusual debilidad que les impidió huir.
Este evento fue clave para que un estudio científico realizado en Brasil armara las bases para activar las sirenas, porque en el territorio más extenso de Suramérica el virus zika, transmitido por mosquitos de la especie aedes aegypti y que hasta ahora se considera urbano, puede haber pasado a ser silvestre, lo que ampliaría su alcance y puede infectar a mucha más población.
Los movimientos migratorios de la gran nación del sur, aunado a su cualidad de país apetecido por el turismo mundial, son variables que movieron a la revista “Scientific Reports”, publicada por Nature Publishing Group, a divulgar que “los monos que habían sido sacrificados por humanos a tiros o golpes en dos ciudades brasileñas por miedo a que tuvieran la fiebre amarilla, estaban infectados con el virus zika, lo que hizo que enfermasen y que quedasen más vulnerables a los ataques humanos”.
Entre diciembre de 2016 y marzo de este año, el brote de fiebre amarilla mató a 676 personas en Brasil y dejó más de 2 mil casos confirmados de la enfermedad.
Marcio Lacerda, coordinador del estudio y presidente de la Sociedad Brasileña de Virología, explicó que el descubrimiento “indica que existe un potencial ciclo silvestre para el zika en Brasil, como sucede con la fiebre amarilla. Si el ciclo silvestre se confirma, esto cambia completamente la epidemiología del zika, porque pasa a existir una reserva natural a partir de la cual el virus puede reinfectar mucho más frecuentemente a la población humana”.
Según Lacerda, pese a que el virus zika ya había sido detectado en monos que vivían cerca de zonas urbanas, es la primera vez que fue identificado como epidemia.
Durante la epidemia de fiebre amarilla que vivió Brasil el año pasado, los investigadores notaron que había muchos monos muertos, no por el virus y sí por la actuación del hombre, que los mataron por miedo a ser contagiado.
“Cuando están bien de salud, estos primates, principalmente callithrix y micos, son muy difíciles de capturar. Raciocinamos y entonces, si estaban siendo muertos con facilidad, era porque podían estar enfermos. No con la fiebre amarilla, una enfermedad que los mata, y sí por alguna otra enfermedad, que, sin matarlos, los dejaba más débiles y vulnerables”, comentó Lacerda.
Tras analizar la piel de los monos, se constató que el virus que los infectó era muy parecido al que estaba contagiando a los humanos. En la misma zona, se encontraron mosquitos infectados por el zika.
Gustavo Rízquez.