Reducir 38% los accidentes de tránsito con dirección trasera e impedir al menos un mil muertes al año por atropellamientos, son dos de las bondades que tendría hacer obligatorio que los vehículos tengan un sistema de “frenado de emergencia”.
Naciones Unidas ha sido el foro internacional donde más de 40 países, muchos de ellos de la Unión Europea y Japón, consignaron el borrador que contiene un reglamento que orientaría a estandarizar en los vehículos que se comercialicen a partir de 2020 un sistema avanzado de frenado de emergencia.
De acuerdo al portavoz de la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa, Jean Rodríguez, esta innovación “mejorará ostensiblemente la seguridad vial, especialmente en las ciudades”.
Muchas ensambladoras poseen en algunos de sus modelos estos “asistentes de manejo”. El sistema de frenado emplea sensores para verificar la proximidad de un vehículo o de un peatón que esté por delante y detecta situaciones en las cuales la velocidad y la distancia relativas indican que una colisión es inminente.
Las marcas más importantes del mundo automotriz poseen esa tecnología, sin embargo no está a disposición de todas las flotas de comercialización.
Estudios realizados en Europa, Australia y Nueva Zelanda indican que el uso de ese sistema lleva a una reducción del 38 % de los choques traseros a baja velocidad.
De manera general, el sistema podría salvar más de 1.000 vidas cada año en la Unión Europea, según los datos de la UNECE.
El sistema de frenado ya está disponible en algunos países en ciertos modelos de automóviles y los camiones y autobuses que transitan por las autopistas de la Unión Europea están dotados del mismo, bajo otras especificidades técnicas.
Rodríguez explicó que el nuevo reglamento de la ONU impondrá una armonización de los requisitos del sistema de frenado a bajas velocidades (hasta 60 kilómetros por hora) que tendrán que cumplir todos los fabricantes.