“La detención de los niños migrantes no puede ser permitida, no está permitida en el Derecho Internacional, y además es costosa… y no sirve”, afirmó categóricamente la directora de Unicef para América Latina y el Caribe, María Cristina Perceval.
La afirmación de la alta funcionaria de la ONU viene al dedo ante la realidad que viven miles de familias de El Salvador, Guatemala y Honduras, que huyen por los caminos verdes con rumbo a Norteamérica en busca de una vida distinta, alejada de la sangría y la desesperanza del Triángulo Norte Centroamericano, y quedan detenidos por las autoridades de México y Estados Unidos.
Un informe difundido el miércoles por Unicef da cuenta de que 68.409 niños migrantes fueron detenidos en México entre 2016 y abril de 2018, de los cuales el 91 por ciento fueron deportados a Centroamérica.
El documento, de 25 páginas, también recuerda que la política “cero tolerancia” de Estados Unidos aplicada durante varias semanas este año y ya abolida, resultó en 2.551 niños migrantes de 5 años en adelante y 102 menores de 5 años separados de sus padres en la frontera.
“Hay evidencia de que todas las políticas de detención y de separación familiar no solamente son experiencias traumáticas, que hacen mucho más vulnerables a los niños a la explotación y el abuso, si no que además marcan el proyecto de vida de esos niños y niñas”, afirmó Perceval.
En el informe “Desarraigados en Centroamérica y México”, Unicef recalca que la constante afluencia de migrantes que llegan a la frontera suroeste de Estados Unidos refleja que la detención no sirve de elemento disuasorio para posibles migrantes.
Indica además que las disposiciones sobre la detención de niños como “medida de último recurso” contempladas por la Convención sobre los Derechos del Niño, pueden aplicarse a los menores que hayan tenido algún problema con la ley, pero no a los procedimientos de inmigración.
“No es un niño o niña migrante un niño o niña que esté cometiendo un delito”, afirmó Perceval.
El informe de Unicef también destaca que la detención de migrantes no puede justificarse únicamente porque un niño no esté acompañado o haya sido separado de su familia. Y, si el niño sí va acompañado, la necesidad de mantener unida a la familia tampoco justifica la detención del menor.
El organismo mundial indica que existen numerosas alternativas a la detención que resultan viables tanto para las familias como para los niños no acompañados, como son la atención basada en la comunidad, en albergues y en hogares de acogida.
“Estamos haciendo este llamado para que sean accesibles las modalidades alternativas a la detención. Tenemos ya en marcha en distintos lugares, por ejemplo en México, modalidades alternativas a la detención (…) para terminar con la práctica de detener a las niñas y niños por su estatus migratorio”, dijo Perceval.
En su reporte, Unicef precisa que en México, a los menores migrantes de 12 años detenidos los llevan a una zona separada, incluso si van acompañados por sus familias, mientras que los niños más pequeños se quedan con sus madres.