Peter Freestone, asistente personal y amigo de Freddie Mercury, reveló cómo fueron los últimos días del músico. Contó que dejó de tomar la medicación que lo mantenía con vida dos semanas antes de su muerte porque quería “controlar” su enfermedad.
El legendario líder de Queen murió el 24 de noviembre de 1991 a los 45 años después de contraer una bronconeumonía complicada a causa del VIH.
Freestone, a quien Freddie llamaba cariñosamente “Phoebe”, destacó que “decidió dos semanas antes de su muerte que no quería más drogas que lo mantuvieran vivo”.
Durante una entrevista a medios de comunicación británicos, manifestó que Mercury empezó a sentirse mal y a temer que tuviera que ver con esa extraña enfermedad que nadie sabía de dónde venía pero que no paraba de propagarse.
“Unos meses después, en la primavera de 1987, acudió al médico para hacerse las pruebas. El resultado: era portador del VIH. Luchó durante dos años en privado. Lo hizo público 24 horas antes de morir”.
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Cuando el cantante descubrió su enfermedad, quiso terminar la relación con Jim Hutton, pero este no se alejó de él, incluso fue él quien tomó las últimas fotografías del líder de Queen.
A Hutton le dejó 500 mil dólares y tuvo que abandonar la casa de Kensington, donde habían convivido con Mercury, por pedido de Mary Austin, la mujer con la que Mercury vivió durante seis años, hasta que le reveló que era gay, en 1976.
Hutton decidió regresar a su país natal, Irlanda, donde vivió hasta que falleció de cáncer en 2010.
Freestone también compartió la grata amistad que mantenía con el cantante y el trabajo que actualmente desarrolla en jóvenes de todo el mundo sobre el VIH / Sida.