No hay que perder de vista que la pandemia ha reducido las probabilidades de reelección presidencial de Donald Trump. De allí que no sería descabellado que la Oficina de Campaña haya recomendado como estrategia darle la máxima visibilidad a China como el enemigo externo un oxígeno que los frenéticos partidarios de Trump necesitan para expresar su fanatismo.
Es una realidad que el presidente de los Estados Unidos posee una lista importante de votantes compuesta entre “seguidores” y “fanáticos”. Estos últimos no siguien exactamente a la personalidad de Donald Trump, sino a los estimulantes emocionales de nacionalismo que el candidato a la reelección ha sabido aprovechar desde su experiencia de 2016.
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Con ánimos de seguir sirviendo material para su incubadora de votos, Donald Trump tuiteó la noche del martes que está cada vez “más enfadado” con China por el avance de la pandemia del coronavirus en su país y alrededor del mundo.
“Mientras veo como la pandemia expande su feo rostro alrededor del mundo, incluido el tremendo daño que ha hecho a los EE.UU., estoy cada vez más enfadado con China. ¡La gente puede verlo y yo puedo sentirlo!”, dijo Trump en Twitter.
Desde luego la alución al “mundo” dentro del mensaje es una forma de no quedarse solo en medio de la pandemia, porque lo que está haciendo mella a su aspiración de reelección es que los Estados Unidos es el epicentro mundial de la pandemia por coronavirus.
El tuit de Trump se añade a la tensión en aumento que Washington y Pekín están protagonizando en los últimos meses y llega el mismo día en el que China anunció represalias contra EE.UU. después de la revocación del “estatus especial” a Hong Kong.
Estados Unidos revocó en la víspera el “estatus especial” de Hong Kong ante el riesgo, dijo, de que se desvíe tecnología estadounidense “sensible” a las autoridades militares o policiales chinas.
Además, hace menos de dos semanas Trump promulgó una ley a favor de los derechos de los uigures que prevé sanciones contra funcionarios chinos sospechosos de abusos contra esta y otras minorías musulmanas de la provincia de Xinjiang.
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Todo esto en medio de las persistentes tensiones comerciales y de la pandemia, de la que Trump no ha dudado en culpar a Pekín incluso rebautizando al coronavirus como “virus chino” o “kung flu” (juego de palabras entre kung fu y flu (gripe)).
Estados Unidos es el país más golpeado del mundo por la pandemia al haber alcanzado este martes la cifra de 2.629.372 casos confirmados de COVID-19 y la de 127.322 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Además, la pandemia ha causado estragos económicos en el país y su gestión, según las encuestas, ha reducido las posibilidades de reelección de Trump en las elecciones de noviembre a la Casa Blanca.