Según un análisis elaborado por el The New York Times, Trump tomó la decisión de suspender 96 horas antes su amenaza de imponer aranceles a todos los productos mexicanos para obtener una suerte de “efectos especiales” (FX), debido a que todo lo acordado con México para cambiar la “sanción” de la Casa Blanca, forma parte de un paquete de medidas discutidas y compartidas por la administración de AMLO desde el pasado mes de marzo.
Nuevamente el diario de la Gran Manzana intenta revelar que el provecho político antecede cada movimiento del magnate oriundo del mismo vecindario y que las medidas expuestas a la luz el viernes pasado, tanto por la Casa Blanca como por el Palacio Nacional, ya había sido prometidas en marzo durante conversaciones secretas con la entonces secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen y la secretaria de Gobernación mexicana, Olga Sánchez, en Miami.
Solo doblen el brazo
The New York Times ha intentado recrear nuevamente la aparente truculencia de las prácticas políticas que se imparten desde Washington, desde donde se dobla el brazo de las economías “fuertes o débiles”, con el único fin de imponer puntos de vista, sin mesurar el impacto negativo y la factura secreta que se obtiene de una solapada coacción.
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La promesa de México es básica: Incrementar la presencia de la Guardia Nacional en su frontera norte y mantener en su territorio a las personas que lleguen a la zona limítrofe con Estados Unidos con el deseo de tramitar una solicitud de asilo.
Algunos funcionarios con los que tuvo contacto el medio que ha sido merecedor de 125 premios pulitzer, acotaron que los Protocolos de Protección a los Migrantes fueron anunciados en diciembre por Nielsen durante una audiencia del Comité Judicial de la Cámara de Representantes. Entonces lo ocurrido el viernes no consiste en una sorpresa.
El Times informó que no quedó claro de inmediato si Trump cree que el acuerdo del viernes representa nuevas concesiones o si su aceptación del acuerdo fue un intento de evitar posibles repercusiones políticas y económicas negativas de la imposición de aranceles elevados a México.
Todos ganan al final
El pasado viernes el Primer Mandatario de los Estados Unidos, con la promesa de López Obrador de movilizar a la Guardia Nacional y de ser más selectivos en los mecanismos de tránsito que aplicará México a los extranjeros, dijo que el país “se esforzará mucho, y si lo hace, será un acuerdo muy exitoso tanto para Estados Unidos como para México”.

Trump también afirmó que, a pesar de algunas críticas positivas, “sin embargo, ha habido mucha información falsa por parte de los medios de comunicación falsos y corruptos”, aunque no especificó qué información consideraba falsa.
El Gobierno de México también ha aprovechado la energía que ha irradiado el cese a las hostilidades comerciales y ha generado una retórica en la que capitaliza “el talante conciliador” de AMLO y el triunfo del diálogo como mecanismo para dirimir las diferencias, herramienta que descifró en tiempo récord de cara a un Trump demostradamente ambivalente.
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Desde el viernes pasado los discursos de prosperidad y crecimiento económico se han echado al viento por los cuatro costados del Palacio de Gobierno en DF, demostrando así que todos con la maniobra que el NYT reveló, obtuvieron un pedazo del pastel.
Según se informó al NYT, algunos asesores advirtieron a Trump que los migrantes seguirían caminando hasta la frontera, a pesar de haber llegado a un acuerdo con México para reducir el número de personas que emigran al norte.
Un funcionario dijo al periódico que Trump podría tratar de renegociar si el número de migrantes que cruzan la frontera sur no disminuye rápidamente.
“La amenaza arancelaria no ha desaparecido”, dijo el funcionario.