Los niveles de cortisol estaban elevados. De alguna manera nos sentimos cómodos en el mundo de los refranes. Fernando Torres y Emilio Buitrago fueron nuestros invitados para hablar del TPS: Como anillo al dedo. El acrónimo revela el “Temporary Protected Status” que recientemente recibieron los venezolanos en Estados Unidos.
El tema es alegre en términos generales, pero genera estrés cuando en el panorama amplio se incluye a Caracas. De una forma inexplicable Buitrago cortó la densa atmósfera. Habló de “venezolanismos”. Una risa socarrona se escapó. Vimos que a las puertas del beneficio se “colearán zorros y camaleones”. El estatus será emoliente para los perseguidos y manto protector para los chavistas “enchufados-exiliados” que viven en Estados Unidos.
Casa de Venezuela de Filadelfia es parte del grupo de 47 organizaciones de venezolanos que cabildean en Washington. El esfuerzo conjunto de estos persuasores ayudó a que la administración Biden, por la vía Ejecutiva, cumpliera su promesa electoral. “En el área tri-estatal de nuestra zona de influencia hay al menos 12 mil venezolanos”. Entre el Sur de New Jersey, Delaware y Pensilvania, “80% de esos caribeños están como refugiados”. El TPS se ha transformado en un alivio para ellos.
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Precisamente Fernando Torres es presidente de Casa de Venezuela Filadelfia y Emilio Buitrago uno de sus fundadores. En tertulia ninguno se asombró al saber que según “Trasparencia Internacional” el Gobierno de Nicolás Maduro es el más corrupto de América. Ocupa en 2021 el décimo quinto lugar en el ámbito mundial. La tierra de Doña Bárbara es medida con una escala en la que “cero” representa al campeón de los corruptos y 100 a la pulcritud gubernamental.
TPS: “Como anillo al dedo”
Nuestros entrevistados tienen más de un cuarto de siglo como residentes de Filadelfia. Habitan en la principal metrópolis de Pensilvania desde los tiempos en que Hugo Rafael Chávez Frías solo era un aspirante a la presidencia. Por esos días el de Sabaneta (un pueblo llanero del occidente de Venezuela) ya era un golpista y su nombre retumbaba hasta en Oslo, Noruega. Sin embargo no había certezas desde el punto de vista ideológico. No se sabía si “era chicha o limonada”.

“Casa de Venezuela se crea en el año 2004”, recordó Emilio Buitrago, uno de sus patriarcas. “Nace como un iniciativa inspirada por un gran visionario, Víctor García Crespo, quien fue su primer presidente”.
Fernando Torres aparece en 2015. Al poco tiempo logra la presidencia de Casa de Venezuela. Su reto consistió en “hallar formas de ayudar a los venezolanos que estaban recién llegando. A la vez concienciar sobre la crisis humanitaria que estaba pasando en Venezuela. Mientras más gente supiera sobre la crisis, mejor podemos ayudar a los venezolanos allá y a los que llegaban”.
Bregando en Filadelfia
El Estatus de Protección Temporal fue concebido como parte de una estratagema. Según Fernando Torres la lucha debía ser así. Él llegó a los Estados Unidos cuando tan solo tenía 15 años y hoy por hoy sabe cómo se mueven los engranajes.
“No se pidió el TPS directamente. Decidimos concientizar primero”. TPS: Como anillo al dedo es el título de un trabajo bien hilvanado. “Nos acercamos a los líderes de la ciudad, del estado y del Congreso; a todo nivel del país. Aquí en Filadelfia los tres estados, entre Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania, se empezaron a concientizar. Se hicieron eventos a través de la Universidad West Chester, la Universidad en Delaware. A través de la ciudad, el alcalde nos prestó el City Hall para hacer un evento: Igual la Universidad de Temple. La idea era empezar a concientizar de la crisis humanitaria. Una de las cosas más lindas del sentimiento americano, es que cuando alguien está sufriendo, usualmente el americano en general quiere ayudar”.
“Entonces se llegó a la fase dos y en ella los funcionarios empezaron a preguntar en qué podemos ayudar. Pedimos dos cosas: un TPS para los venezolanos. Lo segundo una reforma migratoria. Parecido a lo que pasó con la comunidad cubana en los ochentas. La fase tres sería como legalizarlos a largo plazo. Por ahora hay que celebrar que llegó el TPS. Fue un proceso grande y la verdad el primer congresista que nos extendió la mano fue Brendan Boyle. Él fue el primero que se anotó en el Foreign Affairs Committee del Congreso y a través de ese comité nos ayudó a abrir las puertas al resto de nuestros oficiales”.
El orgullo venezolano
El inmigrante venezolano, el que llegó en forma masiva a Estados Unidos, es de data reciente. Una primera ola la trajo la “tragedia de Vargas”, recordó Emilio Buitrago. La segunda gran ola llegó con la esperanza asesinada en las calles. Se aglutinó luego que las protestas contra Maduro bocetaron su faz dictatorial. La clase media miraba como se escurría el futuro de sus hijos en los dedos de la inflación. Los menos privilegiados fueron sentenciados a no soñar. Los obligaron a ver como espectadores de coliseo como daban muerte a las industrias básicas. Y los viejos, enflaquecieron al igual que el valor de sus pensiones. No hay por qué sacar cuentas, pero en barrida la generación de 1940 está casi extinta.

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Fernando Torres precisó que están orgullosos de su origen. “Nosotros configuramos un mensaje de concientización. En inglés dice: “We’re here to give not to take”. El slogan expresa quien es la comunidad venezolana. Nosotros estamos en los Estados Unidos para dar. Tenemos doctores, arquitectos, ingenieros, una comunidad diferente a la tradicional comunidad latina. Queremos usar nuestros conocimientos para ayudar a otras comunidades latinas. Mientras más nos podamos unir seremos mejores como latinos. Queremos dar esa cara, deseamos ayudar a concienciar que la comunidad latina es bien poderosa”.
La destrucción sigue
El TPS es un sol de verano para los venezolanos en los Estados Unidos. TPS: “Como anillo al dedo” no es un título azaroso. Si seguimos en la onda de los venezolanismos, más de un chavista “no pelará ese boche”.
La raíz del mal sigue en Venezuela. Según Fernando Torres la principal fuente de recursos la obtiene Maduro del narcotráfico. “Hay dos fuentes por las que todavía le entra dinero al gobierno de Maduro. A una de ellas le decimos ‘los enchufados’. La son las drogas que salen a través de los carteles colombianos. Ellos son los que están a través de Venezuela repartiéndosela al mundo. Allí entra mucho dinero. También sigue viva una parte petrolera que no se ha podido parar completamente. Le está dando bastante dinero al dictador Maduro y todos los enchufados como le decimos en Venezuela”.