Cuando Barack Obama era presidente, Donald Trump lo criticó por no pasar más tiempo trabajando por el país y se quejó de que estaba jugando demasiado al golf. Afirmó que trabajaría largas horas si llegara a ser presidente. A menudo ha afirmado que es el mejor presidente en la historia de EE. UU., que nadie ha hecho un mejor trabajo con la economía, la política exterior o la seguridad. El principal logro de su mandato es que ha dominado el uso de twitter. Pero un empleado de la Casa Blanca acaba de filtrar un documento que contradice sus alardes. Un programa presidencial diario muestra que Trump pasa al menos 7 horas en lo que se ha llamado “Executive Time”, un eufemismo para el tiempo no estructurado durante el cual el presidente no tiene funciones oficiales.
Nadie espera que él trabaje tan duro como Bill Clinton o Barack Obama, quien todos los días se llevaba archivos con él para estudiarlos. Obama, como Trump, llegó al puesto sin saber mucho sobre el gobierno, pero trabajó duro para ponerse al día. Ronald Reagan trabajaba solo unas pocas horas cada día, pero siempre llegaba a tiempo. Además, Reagan tenía un personal excelente y competente, y sabía cómo delegar, algo que Trump no puede hacer porque cree que es la única persona que puede hacer el trabajo. Resulta irritante escuchar a Trump afirmar en numerosas entrevistas que tiene “un gran cerebro” y que es un experto en varios campos, incluidos la economía, la política exterior y el medio ambiente, entre otros temas. Ni siquiera es un buen contratista, y él dice que es su mayor talento. Trump muestra orgullo injustificado en sus habilidades porque, como cualquier experto charlatán, convenció a un segmento del electorado acerca de sus calificaciones y talentos. Ojalá se despierten para el 2020.