Más de 500 funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, a los que se suman otros agentes del FBI y de la Policía local, vigilarán la seguridad del Super Bowl LV de la National Football League (NFL) que tendrá lugar el próximo domingo 7 de febrero en Tampa, Florida, según informaron las autoridades quienes además refirieron que hasta ahora no ha habido amenazas creíbles en contra del magno evento.
En la final se enfrentarán los Tampa Bay Buccaneers, el primer equipo que en la historia del Super Bowl juega en casa, y los Kansas City Chiefs, actuales campeones de la Liga.
El jefe de la oficina de Tampa del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Michael McPherson, dijo en conferencia de prensa que hasta la fecha no ha tenido conocimiento de la recepción de alguna amenaza por parte de grupos terroristas o extremistas locales que activen las alarmas de los organismos de seguridad. Sin embargo advirtió que siempre “nuestra prioridad es la seguridad de las personas”.
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La fiscal general de Florida, Ashley Moody, mencionó por su parte la posibilidad de un incremento en el delito de trata de personas con motivo del Super Bowl este domingo. Por tal razón solicitó a las fuerzas de seguridad y orden así como a la comunidad empresarial de la zona, estar atentos ante los posibles acontecimientos.
“El gran juego está a la vuelta de la esquina y nos hemos estado preparando para un posible aumento de la trata de personas en el área de la Bahía de Tampa”, remarcó la fiscal Moody en un comunicado en el que también solicitó a la ciudadanía su colaboración para detectar y denunciar cualquier indicio o sospecha de la comisión del delito de trata de personas.
Michael McPherson por su lado informó sobre las medidas de seguridad efectuadas para velar por la 55 edición del magno evento de la NFL y recordó que las agencias de seguridad están en constante vigilancia y siempre atentas a las amenazas que ocurren en territorio estadounidense.

“No hay, en este momento, amenazas creíbles para el Super Bowl, o cualquier actividad relacionada” con el evento deportivo que está catalogado como el de mayor relevancia en el calendario anual deportivo de Estados Unidos.
Pero, a pesar de la ausencia de amenazas, las medidas de seguridad implementadas para resguardar este domingo el Raymond James Stadium de Tampa son extremas. Está previsto que al partido asistan unas 25.000 personas que recibirán un kit de protección contra la COVID-19 antes de ingresar al estadio.
Más de 70 agencias de seguridad realizan labores desde varios días previos al Super Bowl. Las calles de Tampa Bay se han visto transformadas por muchos conos de señalización, vallas de obras y señalización. Oficiales de la Policía local patrullarán las calles a caballo y una de las medidas impuestas es que quien no tenga entrada para asistir al juego, no se podrá acercar al estadio.
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En su intervención en el encuentro con los medios, el director interino del DHS, David Pekoske, informó que no se han ejecutado “ajustes específicos” a las operaciones luego del asalto al Capitolio el pasado 6 de enero. No obstante advirtió que han puesto “mayor énfasis en el trabajo de investigación e inteligencia” ante potenciales amenazas y si estas son creíbles.
Como asistencia a todas las ya implementadas, un avión sobrevolará el área de Tampa antes de la celebración del Super Bowl. En el estadio un equipo de aproximadamente 6.000 trabajadores laboran para que todo esté listo para la fecha señalada.
El comisionado de la National Football League (NFL), Roger Goodell, anunció que esta organización invitó a unos 7.500 trabajadores sanitarios vacunados al Super Bowl, como agradecimiento y para honrarles por el servicio extraordinario que han prestado y la dedicación continua durante la pandemia.