Los epidemiólogos estadounidenses están preocupados porque al parecer la segunda ola de contagios por coronavirus en la nación está naciendo en las zonas rurales.
De acuerdo a un análisis citado por la Associated Press la comunidad científica local encontró que las tasas de infección de EE.UU. fuera del área de la ciudad de Nueva York están aumentando, sobre todo en las zonas rurales. Hallaron que el progreso de Nueva York contra el virus estaba eclipsando el aumento de las infecciones en otros lugares.
Podría nuestra visión de libertad, supremacía de especie y cualidad de homo sapiens hacernos subestimar al virus Sars-Cov-2. Esta exposición, a manera de pregunta, se recrea a tenor editorial debido a que la opinión científica apunta que a los Estados Unidos llegará una segunda y hasta una tercera ola de virulencia asesina.
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Esta realidad se materializará en todo el mundo. Las presiones nacidas del seno de las recesiones económicas guiarán a las naciones a empujar a sus ciudadanos a las calles a trabajar. De allí que será importante cómo los estados gestionarán la dinámica social para impedir que la esperada subida de la marea entre en los modelos predictivos.
No es tiempo de equívocos
De acuerdo a Linda Ochs, directora del Departamento de Salud del condado de Shawnee, Kansas, parte de los Estados Unidos rural, es importan que en la nación nadie se equivoque. “Este virus sigue circulando en nuestra comunidad, tal vez incluso más ahora que en semanas anteriores”, dijo.
Los datos que lleva la Universidad Johns Hopkins ponen los números más altos en nuestro país. Cada vez que se transcriben datos se sabe que en menos de 24 horas las cosas “saltarán”, pero a la fecha en Estados Unidos se han visto más de 71 mil muertes en medio de sus 1,2 millones de infecciones.
Alrededor del orbe el virus ha infectado a más de 3,6 millones de personas y ha matado a más de 251 mil y los expertos coinciden en que es un recuento insuficiente debido a las pruebas limitadas, los criterios desiguales de las víctimas y la ocultación deliberada por parte de algunos gobiernos.
“¿Enterrar a ambos padres al mismo tiempo? Es difícil”, dijo Desmond Tolbert, que perdió a su madre y a su padre en la zona rural del suroeste de Georgia. Debido a que tenían el virus, no pudo estar con ellos cuando murieron.
Las señales de desesperación que ofrece el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien tiene la mira puesta en su reelección en noviembre son claras. Está presionando para aliviar los períodos de estadía en el hogar y resucitar la economía de los Estados Unidos, que ha visto a más de 30 millones de trabajadores perder sus empleos en menos de dos meses.
Se espera que Trump reduzca el grupo de trabajo del país sobre el coronavirus, posiblemente en unas semanas, a pesar de las preocupaciones de que los estados no están siendo lo suficientemente cuidadosos en su reapertura.
Temido relajamiento
La comunidad científica está preocupada por los datos de morbilidad y mortalidad que dibujará este impulso que a favor del relajamiento de las restricciones.
Hace un siglo, la segunda ola de la epidemia de gripe española fue mucho más mortífera que la primera, en parte porque las autoridades permitieron reuniones masivas desde Filadelfia hasta San Francisco.
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Este dato de Filadelfia fue usado como insumo para el documental de Netflix titulado: Coronavirus en pocas palabras, una miniserie ensamblada con información del sitio de noticias y opinión estadounidense Vox.
Las nuevas infecciones diarias confirmadas en los EE.UU. superan las 20 mil, y las muertes por día son más de 1.000, según el recuento de Johns Hopkins. Y los funcionarios de salud pública advierten que si no se reduce la tasa de infección, podrían producirse muchas más muertes -quizá decenas de miles- a medida que la gente se aventura a salir y los negocios se reabren.