El origen del pensamiento matemático podría encontrarse en un hueso de poco más de 10 cm hallado en África.
Se trata del hueso Ishango, de aproximadamente 20.000 años de antigüedad hallado en 1960 en la localidad de Ishango, en las proximidades del Lago Eduardo y que se exhibe actualmente en Bélgica. Esta antigua pieza pudiera demostrar que fueron mujeres las autoras de los primeros registros matemáticos conocidos.
El investigador español Francisco A. González Redondo, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Complutense de Madrid, UCM trabaja esta hipótesis preguntándose “si los primeros homo sapiens que sintieron la necesidad vital de hacer recuentos matemáticos no serían mujeres”, señaló el académico a la British Broadcasting Corporation.
El hueso Ishango posee una serie de muescas que habrían sido registradas por mujeres, según una interpretación conocida como la “conjetura Zaslavsky”.
Claudia Zaslavsky fue una etnomatemática estadounidense que se interesó por el origen del pensamiento matemático.
Redondo señaló en relación al nombre de la hipótesis que “la expresión ‘Conjetura Zaslavsky’ es una aportación original que presentamos con dos colegas por primera vez en un artículo publicado en la revista Dynamis en 2010″.
Zaslavsky reinterpretó el significado del hueso Ishango, adjudicándole la representación de ciclos menstruales y no solo períodos lunares como se venía planteando.
El hueso presenta 168 incisiones transversales dispuestas en diferentes agrupaciones, separadas entre sí a lo largo de tres columnas.
De acuerdo al profesor universitario, la novedad que aporta esta conjetura es que abre líneas de investigación para la identificación de agrupaciones de 28 marcas (o múltiplos de 28), duración aproximada de un ciclo menstrual, y a reinterpretar piezas que hasta ahora se había asumido correspondían únicamente a recuentos de meses lunares.
“Teniendo en cuenta que en dos de las columnas hay 60 muescas, que en la tercera hay 48, y que 60+60+48=168, es decir, 6 veces 28, Zaslavsky se preguntó si no podría tratarse de un recuento de seis ciclos menstruales, si la decoración del hueso no sería obra de una mujer, y si, por tanto, no habría que asumir que las primeras personas que registraron el pensamiento matemático fueron mujeres.
Se trata de una conjetura plausible, razonable, pero que habría que corroborar analizando y datando un número considerable de piezas que muestren agrupaciones de en torno a 28-30 muescas, en África, en Europa y en el resto del mundo. En esa tarea estamos, intentando aportar fundamento a la conjetura”, explicó el investigador.
González Redondo reconoce que su interpretación es conjetural, pero considera conveniente incluir la autoría de los dos sexos en los registros históricos bien sea en símbolos artísticos o matemáticos. Para el investigador español, es importante comprender además que el homo sapiens no “adquirió” capacidades matemáticas al llegar a Europa, “sino que las tenía desde que nuestra especie surgió en África”.
Concluye Redondo que “si todos los ejemplares actuales de nuestra especie (seamos descendientes de los que salieron de África hace 100.000 años o de los que se quedaron allí), tenemos la capacidad de pensar matemáticamente, es cuestión de tiempo que encontremos piezas con ese tipo de registro con una antigüedad de 150.000 – 180.000 años… porque la capacidad ya la teníamos”.