Según datos recientes de la CDC Connecticut es único estado que muestra un rango de vacunación contra la COVID-19 por encima de 90%. Este éxito es solitario, si de promedia con la información del resto de la nación. Actualmente Estados Unidos sufre terrores con la proliferación de la cepa Sars-Cov-2 Delta. Una variante más infecciosa que sus predecesoras. También porque como epicentro de la pandemia, no tardará en llegar la llamada cepa Lambda.
Los datos hallados en el portal del Centros para el Control y Prevención de Enfermedades muestran la batalla por la vacunación. Diez estados de la Unión reportan haber recibido la inmunización en rango de 80-89%. Veinte entidades federales están protegidas en términos de 70-79%. Tres estados muestran tasas de inyecciones de 60-69% y en relación a16 estados no hay ningún tipo de información.
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Si se coloca la variante Delta en el centro de la discusión nacional, en necesario redoblar los esfuerzos de vacunación. En primera instancia, es la única barrera que funciona contra las nuevas cepas que se han desarrollado. Sin embargo hay algo más importante. Quienes poseen inmunidad natural, no están a salvo de la cuarta letra del abecedario griego. Esto involucra a los contagiados y sobrevivientes de la COVID-19 que no se han vacunado. Tampoco los vacunados con sistemas inmunodeprimidos.
Debate sobre Sars-Cov-2 Delta
La variante Sars-Cov-2 Delta hace que sea aún más importante vacunarse. Se recomienda incluso si ya se ha tenido el coronavirus. Así lo indica Jennifer T. Grier, profesora adjunta de inmunología, Universidad de Carolina del Sur. Ella ha estado toda su vida profesional investigando los factores del huésped que contribuyen a la inmunidad antiviral. “Para nosotros es importante comprender la respuesta innata a la infección. Además de identificar las vías protectoras que siguen a la infección viral”.

Los estadounidenses deben tomar notas a esta exposición de la doctora Grier. “La diferencia en la respuesta inmunitaria entre la vacunación y la infección parece ser aún mayor cuando se trata de nuevas variantes”.
“A principios de julio se publicaron dos nuevos estudios. Muestran que las vacunas contra el COVID-19, parecen seguir proporcionando una excelente respuesta inmunitaria contra las nuevas variantes. Aunque son ligeramente menos eficaces que contra las cepas más antiguas del virus”.
“Los investigadores analizaron la forma en que los anticuerpos se unen a las nuevas variantes del coronavirus. Descubrieron que las personas previamente infectadas por el coronavirus podrían ser susceptibles a las nuevas cepas. Mientras que las personas vacunadas tenían más probabilidades de estar protegidas”.
No es un proceso blindado
Hay un asunto que hay que dejar en la mesa con suficiente contundencia. Las vacunas COVID-19 ofrecen una vía segura y fiable de inmunidad. Tanto contra las cepas más antiguas como contra las cepas emergentes. “Especialmente contra la nueva variante Sars-Cov-2 Delta”, dijo la inmunóloga.
La sentencia va dirigida para aquellos que hablan de inmunidad como si se tratara de un acto de magia. Sobre todo porque eluden vacunarse y el promedio de la nación en términos de inmunización es famélico.
Los estadounidenses deben tener claro que la inmunidad tras la infección es imprevisible. “La inmunidad proviene de la capacidad del sistema inmunitario de recordar una infección, preció la científica”.

“Gracias a esta memoria inmunológica, el cuerpo sabrá cómo combatir una infección si se encuentra de nuevo con el patógeno. Los anticuerpos son proteínas que pueden unirse a un virus y prevenir la infección. Las células T dirigen la eliminación de las células infectadas y de los virus ya unidos por los anticuerpos. Estos dos son algunos de los principales actores que contribuyen a la inmunidad”.
Información necesaria
En la nación todos deben darse por advertidos en torno a que la variante Sars-Cov-2 Delta se está extendiendo rápidamente. Los ciudadanos deben estar atentos porque la nueva cepa puede causar síntomas diferentes. Un estudio del Reino Unido precisa que los síntomas son similares al resfriado. Incluyen dolor de cabeza, secreción nasal y dolor de garganta. El tradicional cuadro de pérdida del olfato, dificultad para respirar, fiebre y tos persistente podría no aparecer.
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Asimismo se informa que la variante podría ser la culpable de una enfermedad grave en algunas comunidades. Rochelle Walensky, directora de los CDC, sugirió en una sesión informativa que la variante puede ser la responsable del aumento en las hospitalizaciones. Sobre todo en algunas comunidades con bajas tasas de vacunación contra la COVID-19.
La Delta no será la última variante del Sars-Cov-2. Una de nombre Lambda ya está en el terreno. Al parecer el tapabocas es la mejor profilaxis.