Como un proteccionismo necesario se ha tomado la orden ejecutiva “Made in América”, un instrumento que de manera quirúrgica aplicará Biden para impulsar la recuperación económica de los Estados Unidos.
La decisión está alineada con las circunstancias económicas del país impactado por la pandemia. Además se presenta de forma agresiva y transforma a EEUU nuevamente en un jugador dentro de la geopolítica. La directriz da prioridad a las empresas y productos estadounidenses en los contratos con el gobierno federal.
Desde la Casa Blanca se supo que el decreto tiene como objetivo impulsar la producción nacional. Asimismo se ampara en la necesidad de salvar empleos industriales. La medida irradiará fuerzas para el aumento de las inversiones en las industrias manufactureras y los trabajadores.
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Algunas líneas sobre este acontecimiento fueron escritas por la AFP. La agencia precisó que Biden ya ha dejado claras sus prioridades a golpe de órdenes ejecutivas. La administración no ha dejado de avanzar a pesar de que su gabinete no está compuesto al 100%. Se hace gobierno con puestos como el de secretario de Estado aún por certificar.
Made in America de Biden
En el ámbito nacional se cree que la nueva orden ejecutiva reduce la posibilidad de incumplimiento de las normas ya existentes. Estas exigen a las autoridades federales dar prioridad a la compra de productos fabricados en Estados Unidos.
Made in America es una muestra del espíritu unitario de los Estados Unidos, que se materializa con la “continuidad” en la visión de Estado. Ya su antecesor había hecho avances en esa dirección, sin embargo será Joe Biden quien lo transformará en una orden ejecutiva.
Según la prensa francés Biden quiere limitar las lagunas legales. Algunas agencias federales usan esos vacíos para comprar productos hechos en Estados Unidos a empresas que a menudo fabrican en territorio estadounidense solo una pequeña parte de los productos vendidos al gobierno.
Estrategia no guerra
Analistas de Estado ha dicho que la decisión de Biden sigue el camino marcado por sus predecesores. No obstante a diferencia del cuadragésimo quinto presidente, es vez de una guerra comercial con otros países, Biden se enfoca en endurecer las normas del “compre productos estadounidenses”. Lo hace amparado en el poder suficiente que tiene a lo interno las arcas del gobierno federal.
“Los dólares que gasta el gobierno federal son una herramienta poderosa para apoyar a los trabajadores y fabricantes estadounidenses. Solo las adquisiciones públicas representan casi 600.000 millones de dólares de gastos federales”, dijo un funcionario de la administración.
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La orden ejecutiva Made in America dará vigor a la Ley de Compra de Productos Estadounidenses de 1933. Esa legislación aun esta vigente. Ella demanda que las agencias federales den prioridad a la compra de bienes producidos en suelo estadounidense. No obstante “estas preferencias no siempre se han implementado de manera consistente o efectiva”, según la administración Biden.
En el texto se cambia la definición de lo que se considera un producto fabricado en Estados Unidos y reduce las posibilidades de exenciones. La administración también quiere que las nuevas empresas, incluidas las pequeñas, tengan acceso a las licitaciones.