La listeriosis es una infección transmitida por alimentos causada por antiséptica. Existen 10 especies distintas de esta, pero la variante que más afecta a los humanos es la Listeria monocytogenes, que normalmente está causada por comer alimentos contaminados y alrededor del 20-30% de los casos son fatales.
Los síntomas iniciales de la listeriosis pueden no manifestarse por un tiempo, ya que el período de incubación es variable y puede ir desde 11 a 70 días después de consumir alimentos con la bacteria.
Dolores musculares, fiebre, síntomas similares a la gripe, náuseas y diarrea son algunos de los síntomas que aunque en muchas personas pueden pasar por desapercibidos, en otras, se propagan al sistema nervioso y, además, pueden presentar dolor de cabeza, confusión, rigidez en el cuello, temblores, convulsiones y pérdida del equilibrio.
Las mujeres embarazadas tienen 10 veces más probabilidades de desarrollar listeriosis que la población general. La incidencia durante esta etapa es de 12 cada 100 mil personas, en comparación con el 0,7 por cada100 mil en la población general.
Si bien la madre con infección por Listeria puede no mostrar ningún síntoma externo, el bebé puede verse gravemente afectado, ya que puede provocar un aborto espontáneo o un parto prematuro. Incluso, existe la posibilidad de que un recién nacido pueda sufrir una infección potencialmente mortal en los días y semanas posteriores al nacimiento.
¿Qué la causa?
La listeriosis es causada por la listeria, un tipo de bacteria que se encuentra en el agua, el suelo y las heces. Los humanos se infectan al consumir alimentos que albergan las bacterias.
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Los alimentos más comunes que causan brotes de listeriosis son las carnes frías, como la carne mechada, y los productos lácteos no pasteurizados. Pero, otros alimentos también pueden provocar brotes, incluyendo manzanas acarameladas, melones y coles fertilizadas por estiércol de oveja.
Es importante destacar que la listeriosis se diagnostica mediante un análisis de sangre, un examen de orina o el líquido cefalorraquídeo.
¿Cómo prevenirla?
Existen varias formas de reducir la posibilidad de infectarse. Estas precauciones son especialmente importantes durante el embarazo:
Limpieza
Lavarse las manos con agua tibia y jabón antes de preparar los alimentos
Lavar las manos después de ir al baño
Limpiar los utensilios y las superficies de trabajo de la misma manera.
Verduras crudas
Fregar con agua tibia con un cepillo.
Cocinar bien
Asegurarse de que los platos de carne y huevo se calientan por completo.
Queso
Evitar los quesos blandos, incluidos el brie, el queso feta, el camembert, los quesos con venas azules o los quesos de estilo mexicano como el queso fresco, el panela y el queso blanco; a menos que la etiqueta especifique claramente que el producto fue hecho con leche pasteurizada.
Carne
Evitar las carnes frías, como la carne mechada o los perritos calientes a menos que se cocinen a alta temperatura antes de comer.
Mariscos ahumados
Evitar los mariscos ahumados refrigerados a menos que se cocinen bien antes del consumo.