El conteo no se ha detenido. Hasta ahora 24 muertos. En las revueltas también han resultado heridas unas 800 personas. A la fecha hay un indeterminado número de desaparecidos. Después de tanta guerra de guerrillas a Colombia le cuesta entender que protesta no es subversión.
Tratar la actualidad colombiana es sumamente difícil. Las ideas de dos analistas que colaboran para el Washington Post las hemos unificado en este espacio. A través de ellos deseamos mostrar aristas. La idea es observar las filosas y cortantes texturas de la violencia desatada en la reciente ola de protestas.
Paul J. Angelo será uno de nuestros traductores. Él es becario de estudios sobre América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores. Citamos también a María Jimena Duzán. Ella es periodista y conductora en YouTube de un programa homónimo que define “en vivo”. Con ambos veremos el rol jugado por ESMAD en la escalada de hostilidades. Asimismo revisaremos por qué no se ha desactivado el estado de guerra en el país.
Protesta no es subversión
María Jimena Duzán es además politóloga. El Espectador, El Tiempo y la Revista Semana fueron su segundo hogar entre 2008 hasta noviembre de 2020. Con una extraordinaria sencillez ella explica el porqué de los desmanes en Colombia.
“A la arrogancia del poder y a la falta de empatía habría que sumarle la incapacidad de pasar la página del presidente Duque”. Así escribió en su artículo “Colombia: cuando se gobierna desde una torre de marfil” publicado por el gran diario de Washington.
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Según su visión, Iván Duque debe aceptar “que el país de hoy no se puede entender mediante el dogma uribista”. Ese que “considera que la protesta social es el brazo armado de la subversión”. Para la gran nación andina la lección debería ser clara: Protesta no es subversión.

“En lugar de leer al país que sale a protestar, Duque decidió volver a las viejas formas”. Echo mano a los argumentos “que por años han estigmatizado la protesta social”. Intentó “minimizar las marchas agrandando los hechos vandálicos que desafortunadamente se produjeron”. Su ministro de Defensa, Diego Molano, acusó a las disidencias de las FARC. Inculpó a ‘Gentil Duarte’ y uniformó de irregulares al pueblo en las protestas en Cali. “Como si este país fuera el mismo de hace 10 años”.
Seguridad de línea dura
Paul J. Angelo trabajó en la Embajada de EEUU en Bogotá durante la implementación del Plan Colombia. “Un debate sobre la reforma fiscal en medio de la pandemia y la recesión económica” fue el detonante. Ahora el centro de la conversación en el mundo es” la brutalidad policial” en Colombia.
“Las políticas de seguridad de línea dura del presidente Iván Duque han fallado al pueblo colombiano. Han socavado décadas de profesionalización de las propias fuerzas de seguridad. A medida que se intensifican las manifestaciones, Duque haría bien en dar marcha atrás. Debe aceptar un llamamiento que se ha escuchado desde Minneapolis hasta Río de Janeiro: reforma policial ya”. Sin embargo para las personas con sus traumas asimilar que protesta no es subversión es algo difícil.
“Duque ha recurrido en repetidas ocasiones a una unidad policial antidisturbios conocida como el ESMAD”. El Escuadrón Móvil Antidisturbios “ha sido usado para reprimir las movilizaciones populares contra las políticas de su administración”.

El analista refirió que la sangre en Colombia surge de una misma fuente. “A principios de esta semana, el presidente y sus allegados como Álvaro Uribe, han tratado de sacar a los militares a la calle. “Estigmatizan a los manifestantes y a los vándalos por igual. Todos son terroristas y son sometidos con una mano más dura”.
La inasible paz en Colombia
El Alto Comisionado para la Paz Miguel Ceballos, ha sido comisionado por Nariño para crear una mesa de entendimiento. A Colombia por décadas le ha sido esquiva la paz. Creer en el axioma “protesta no es subversión” requerirá de mucho trabajo.
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En esa plataforma deben recrearse los mea culpa tras abandonar el proceso de paz y no creer en él. También en no fijar posición frente a las matanzas. Y desde luego, explicar por qué en pandemia se protege a quien más posee y se golpea a la clase media.
El gobierno de Duque puede encontrar una tregua si usa bien los espacios del Alto Comisionado. “Se trata de una agenda de encuentros para dialogar entre las partes y avanzar. Se trata de una agenda sobre lo fundamental para superar la crisis en la que está el país en estos momentos”.