Las exequias para el príncipe Felipe, consorte de la reina Isabel de Inglaterra, llegaron a su fin. El féretro ya está en su lugar en la cripta real de la capilla San Jorge en Windsor. Los restos del duque de Edimburgo permanecerán allí hasta que la Monarca sea llamada por el Señor. Hasta que la muerte los reúna en la capilla del Memorial del rey Jorge VI, padre de Isabel II.
La reina Isabel II dio el último adiós este sábado al hombre con quien estuvo casada 73 años. Su icónico consorte representó para ella “fuerza y apoyo”. El príncipe Felipe fue despedido en un sobrio funeral de estilo militar con mascarillas y pocos invitados debido a la pandemia.
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A las 3:00 de la tarde, hora del Reino Unido, la nación ofreció un minuto de silencio. Una energía de paz salió y retornó a la capilla gótica de San Jorge situada en el casi milenario castillo de Windsor.
Hasta que la muerte los reúna
Los cuatro hijos y varios de los nietos de la pareja real acompañaron al patriarca. Marcharon a pie hasta allí, junto al Land Rover especialmente diseñado por Felipe para llevar su féretro. Fue un breve cortejo fúnebre por los jardines del castillo.
La reina les siguió en un automóvil, un Bentley oficial, con una dama de compañía. Se especulan sus pensamientos. Ella de 94 años sabe que lo reencontrará. Ya es un hecho que será hasta que la muerte los reúna. Cuando esa triste ocasión ocurra, ambos serán trasladados a la última morada de los reyes.
La familia reunida
Según reseñó la AFP numerosos expertos reales aseguran que era Felipe quien manejaba con mano de hierro una familia marcada por las crisis. De esa manera ayudaba a la reina a capear los escándalos.

Todas las miradas estuvieron puestas en los príncipes Enrique y Guillermo,. Los hijos de Lady Diana mantienen relaciones tensas. Las lentes de los medios y los ojos de los telespectadores buscaron alguna señal de reconciliación.
Esta fue la primera aparición pública de Enrique, de 36 años, con la realeza. Ocurrió después que él y su esposa Meghan abandonaron sus funciones reales y se fueron a vivir a California. Su esposa no estuvo presente por estar embarazada. Enrique no caminó no obstante junto a su hermano, de 38 años. Entre ellos se situó su primo Peter Phillips. Las nuevas generaciones de la aristocracia inglesa han hecho cambios radicales. Sin embargo este tipo de situaciones no han sido inusuales en palacio. Hasta que la muerte los reúna será una expresión en la que todos los de la línea de sucesión deben pensar.
La ceremonia
El féretro de Felipe, cubierto con su espada, su gorra de la Armada y una corona de flores, fue trasladado de la capilla privada de la familia real a otro salón del castillo. El decano de Windsor, David Conner, pronunció una oración antes de trasladarse a la capilla San Jorge.
Los representantes de las fuerzas armadas británicas tomaron posiciones en el patio central. Lo hicieron junto a las dependencias reales del castillo y en las escaleras que llevan a la capilla.
El Land Rover especial que el príncipe Felipe ayudó a diseñar entró en el patio del castillo y la banda militar comenzó a tocar. La carroza fúnebre fue un proyecto personal del Príncipe que desarrolló durante más de 16 años.
El féretro salió del castillo y fue recibido por los miembros de la familia real para la procesión. Tras un saludo militar, se colocó en el Land Rover. La reina apareció con una dama de compañía en un Bentley oficial. Se unió a la retaguardia del cortejo mientras sonaba el himno nacional, “God Save the Queen”.
A las 2:45pm hora de Londres comenzó el cortejo fúnebre. Con puntualidad inglesa tuvo una duración prevista de ocho minutos. Salvas de honor y tañido de la campana en una torre del castillo matizaron la atmósfera. Participaron los hijos de la reina y Felipe: Carlos (heredero al trono), Ana, Andrés y Eduardo. También algunos de sus nietos, Guillermo, Enrique y Peter Phillips. Asimismo estuvieron presentes el marido de Ana, Timothy Laurence, y el sobrino de la monarca, David Linley.
En la última morada
Todo aconteció tal cual como por centurias se ha perfeccionado en los ceremoniales de la realiza inglesa. Se guardó un minuto de silencio en todo el Reino Unido. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, y el decano de Windsor recibieron el féretro en la capilla.

Al término de la ceremonia religiosa, el duque fue descendido en privado a la cripta real de la capilla para ser inhumado.
Los cornetines tocaron “The Last Post”, tema utilizado en los funerales militares británicos. También entonaron “Action Stations”, la señal que llama a los marineros a sus puestos. Esto último fue por expresa petición de Felipe. Él sirvió en la Armada Real durante la Segunda Guerra Mundial.
El arzobispo de Canterbury dio su bendición y sonó el himno nacional. Todo que fluyó en armonía, entre las lágrimas de un país, sobre el devenir insondable pero cercano, hasta que la muerte los reúna, a él junto a su amada.
La gente lo amó
Debido al coronavirus se pidió a los británicos que no se desplazasen hasta Windsor. Aún así algunos decidieron hacer el viaje. La mayoría del país siguió el acto por televisión.
“Se supone que la gente no debe venir, pero este es un gran evento, único en una generación. El duque era especial”, dijo a la AFP Mark, de 57 años. Él fue uno de las decenas de agentes de seguridad desplegados en las calles de Windsor.
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En las inmediaciones del castillo guardaron también silencio los curiosos. Entre muchos Kaya Mar, pintor de 65 años. Llegó en el primer tren desde Londres con un gran retrato de Felipe bajo el brazo.
“Era muy importante para mí estar hoy aquí”, aseguró, considerando que “era un buen hombre” y “el país lo echará de menos”.