La combinación de las presiones económicas y sociales provocadas por el coronavirus, así como las restricciones de movimiento, han aumentado drásticamente conflictos en las relaciones interpersonales.
Las trampas de la felicidad en tiempos de pandemia son contundentes:
Primera Trampa: Es fácil condenar a otros – observa tu juicio.
Segunda Trampa: Mide tus acciones – practica la compasión y la tolerancia con tus seres queridos.
Tercera Trampa: Protégete a ti primero – el bienestar común depende de la unión – cuida a tu familia y a tu comunidad empezando por ti.
En una conversación amena con el místico creador de innerengineering.com (Ingeniería Interna) Sadhguru dice: “Las personas más inteligentes del planeta, aquellas personas que piensan que son realmente inteligentes, tienden a tener las relaciones más horribles”. Es por eso que la mente es un instrumento poderoso. Cada pensamiento, cada emoción que creas cambia la química de tu cuerpo. “Solo hay una calamidad: la ignorancia. Y solo hay una solución: la iluminación”.
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El visionario afirma que ningún trabajo es estresante. “Es tu incapacidad para manejar tu cuerpo, mente y emociones lo que lo hace estresante. Si quieres volverte sensible a la vida, un proceso simple que haces es este: haz lo que pienses y lo que sientas menos importante. Intenta ver por un día. De repente sentir la brisa, la lluvia, las flores y la gente, todo de una manera completamente diferente, y de repente, la vida en ti se volverá mucho más activa y viva para tu experiencia. La calidad de tu vida depende de qué tan bien manejas tu cuerpo y tu mente”.
El yogui también menciona que mucha gente “tiene hambre, no porque haya escasez de comida. Es porque hay escasez de amor y cuidado en los corazones humanos. El amor es tu cualidad. El amor no es lo que haces. El amor es lo que eres. Si le preguntas a un árbol cómo se siente al saber que está difundiendo su fragancia y haciendo felices a las personas, te respondería Soy así, y mi naturaleza es ser así”.
Para más sabiduría visita, https://youtu.be/
Por: Carlos Anaya
@cafecitoespiritual
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