Una vieja olla podría. Al parecer ciertos sectores asumen la postura del overacting. De acuerdo a John N. Mitchell, un reputado redactor del Philadelphia Tribune la historia de Paula Peebles sobre los policías vendedores de armas no puede ser descartada.
Y quien no puede ver verosimilitud en una de las ciudades de los Estados Unidos donde la violencia con uso de armas de fuego sobrepasa la media de las grandes urbes de todos los estados de la Unión.
Paula Peebles, president/CEO at Renaissance CDC, es uno de esos personajes valientes y necesarios que requiere la ciudad. Ella asegura que algunos policías tienen las puertas abiertas de un “viejo negocio”: Vender o alquilar armas a los jóvenes delincuentes, “para que trabajen”.
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John N. Mitchell es un experimentado y distinguido periodista y comunicador multimedia. La mayor parte de su carrera ha sido como reportero deportivo. Sin embargo, ha escrito mucho sobre temas de educación, política y cultura.
Él nos guía a imaginar “estar rodeado las 24 horas del día por malandros súper violentos que sabes que te matarán a ti sin piedad, a un miembro de la familia o a un ser querido por ser un soplón”. Más allá de ese nefasto escenario nos invita a superponer en la trama otra cara de la moneda y “es el temor de que algún policía” sea protector de los delincuentes.
Con esa nube negra en ciernes la semana pasada la presidenta de la Red de Acción Nacional de Filadelfia, Paula Peebles, implicó a un policía de Filadelfia sin nombre y a su hijo como jugadores en el mercado ilegal de armas de la ciudad.
Es una historia heroica y de una valiente, narra John N. Mitchell. Para miles de afroamericanos de Filadelfia y otras grandes ciudades, esto es cotidiano: pobres, negros y atrapados en vecindarios implacables plagados de drogas, gente hiperviolenta que controla este negocio ilícito, las pandillas y la percepción de que no sabes qué policías son buenos o cuáles son los malos.
La denuncia en frío
Paula Peebles dijo la semana pasada que “hay policías que están vendiendo armas a jóvenes afroamericanos en la ciudad de Filadelfia”. “Lo sé porque la NAN (National Action Network) está tratando un asunto en el que un joven afroamericano recibió en venta un arma dada por el hijo de un policía blanco, con un silenciador. Y cuando no pudo conseguir todo el dinero y se negó a devolverle el arma, fue a su padre y su padre tiene una gran cantidad de policías que buscan a este joven para tratar de recuperar el arma”.
De acuerdo a Mitchell, la señora Peebles no proporcionó ningún detalle específico sobre cuándo o dónde ocurrió esto o cuál podría ser la recompensa, abriendo la puerta a preguntas sobre la veracidad de sus comentarios.
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Dicho esto, no soy el único que no está dispuesto a descartar sumariamente lo que dijo Peebles.
“Paula Peebles, a lo largo de los años, ha sido una fuente creíble”, dijo el concejal Curtis Jones al Philadelphia Tribune. “Si lo que ella alega es cierto, es profundamente perturbador y podría ser profundamente perjudicial para el nivel de confianza entre la comunidad y la fuerza policial de Filadelfia”.