Una de las más grandes urbes de la Unión, Filadelfia, al parecer tiene planes de apostar a incorporar al “ingreso básico universal”, como un caballo de postas en su carrera por detener la pobreza crítica en varias zonas de ciudad más poblada de Pensilvania.
De acuerdo a la teoría el ingreso básico universal es una forma de sistema de seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso recibido de otros lugares.
La recibe todo miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién conviva.
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Recientemente la ciudad de Filadelfia ha asomado la posibilidad de que podría comenzar a probar un piloto de subsidios en efectivo en el 2020, según escuetas revelaciones que se incorporaron el martes a la grilla mediática, luego de una conferencia de prensa con los políticos de la ciudad y los líderes de las organizaciones sin fines de lucro.
Bill Golderer, el director ejecutivo de United Way of Greater Philadelphia y Southern New Jersey en una entrevista después de una conferencia de prensa del Consejo de la Ciudad sobre los programas contra la pobreza, dijo que “le apuesto a que hay una asignación para un piloto de subsidio en efectivo a partir del 1 de julio” (…) “Ingreso básico, transferencia directa de efectivo, se hará algún experimento con eso, pero no estoy seguro a qué escala o para cuántas personas”.
Los datos han sido divulgados a través de WHO en trabajo periodístico asignado a Jake Blumgart. En la pieza de editorial se apunta a que el proyecto de “ingreso básico universal” tiene como objetivo de sacar a 100 mil filadelfianos de la pobreza en los próximos cuatro años.
Sin embargo el Plan de Acción contra la Pobreza -que reúne a funcionarios de la ciudad y a líderes empresariales y de organizaciones sin fines de lucro locales como United Way- no vino acompañado de una legislación específica ni de una etiqueta de precio.
El avezado periodista dijo ante las imprecisiones y vacíos que “en lugar de ofrecer detalles, el Consejo Municipal presentó un popurrí de políticas y prioridades presupuestarias que probablemente serán discutidas en el curso de las próximas negociaciones de la ciudad. El alcalde Jim Kenney revelará su propuesta de presupuesto el jueves”.
Con miras a trazar una perpendicular para la perspectiva, se coloca como dato las opiniones que con respecto al “ingreso básico universal” tiene el prestigioso historiador holandés Rutger Bregman, quien hace pocos años irrumpió en el debate ideológico de su país con la publicación de su ensayo Utopía para realistas.
El pensado incluso va más allá, porque en su proyecto de lucha “intelectual” contra la pobreza no solo propone la renta básica universal, sino que incluye reducir las jornadas laborales a 15 horas semanales o abrir fronteras para acabar con la desigualdad.
Con respecto a los ambages de los políticos y para alimentar más ese fuego, Darrel Clarek, dijo que “no quieres poner ese número sobre la mesa al principio del proceso hasta que sepas exactamente cuál es tu objetivo”. “La gente con demasiada frecuencia tira dinero y en realidad a veces consigues que la gente se aleje de ti porque no están en posición de proporcionar ese apoyo”.
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Algunas de las propuestas que el consejo introdujo ya han sido puestas en marcha por la administración de Kenney. Otras son planes de colaboración que requerirían la ayuda de los republicanos de Harrisburg, mientras que algunas representan ideas genuinamente nuevas, como el Ingreso Básico de Filadelfia.
El ingreso básico universal es un estipendio en efectivo sin ataduras que recientemente ha cobrado fuerza en los debates de política nacional. En 1982, Alaska comenzó a dar a todos los ciudadanos un cheque anual de un fondo de inversión estatal respaldado por los ingresos del petróleo. Actualmente, Stockton, California, está experimentando con la entrega de 500 dólares al mes a un puñado de residentes seleccionados al azar que viven en vecindarios con ingresos iguales o inferiores a la media de la ciudad.