Trabajar para el gobierno poco a poco ha dejado de ser atractivo. La recuperación del empleo público es más lenta que el privado. Esta situación dificulta el funcionamiento básico del Estado. Sin embargo los puestos que están vacantes solo han agrandado el hoyo que ya existía por la falta de personal. El grito desde los pequeños gobiernos dice: ¡Estamos contratando! Sin embargo su resonancia no llega.
En la merma de agentes policiales, despachadores 911, trabajadores sanitarios, bibliotecarios, salvavidas, choferes escolares y aseadores está el hueco. Una metrópoli como Filadelfia tiene dificultades para conseguir mano de obra. Si esto es así, el problema es más grave en las pequeñas ciudades. Algunos condados han aumentado el salario de $15 la hora a $18 y ni aun así logran reclutar nuevo personal.
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En torno a este problema escribió Laura Benshoff de WHYY News. En su nota se hace la aclaratoria que la falta de mano de obra no es un asunto de la pandemia. Antes de 2019 ya había problemas con la falta de personal. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos la carencia de mano de obra no es por falta de dinero. La Ley del Plan de Rescate de Estados Unidos proporcionó $350.000 millones a los gobiernos estatales, locales y tribales.
Escuchen todos: ¡Estamos contratando!
El Gobierno Federal creó un plan con el propósito expreso de sufragar los recortes de servicios por la pandemia. Incluyó presupuesto para corregir las distorsiones causadas por los despidos o la pérdida de puestos de trabajo. Pero también partían de un profundo agujero, con 1,3 millones de trabajadores menos que antes de la pandemia hasta esta primavera. Este último dato también proviene del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Los parlantes sociales han estado gritando: ¡Estamos contratando! Según Pew Charitable Trusts en Pensilvania los puestos de trabajo en la administración pública han descendido un 6,2%. El dato está en contraste con los existentes antes de la pandemia. Este análisis solo excluye a los trabajadores de la educación.
El problema afecta a las grandes ciudades y a los pueblos pequeños. Sus efectos van desde recortes en los servicios hasta una mayor presión sobre los trabajadores existentes. Además algunas operaciones municipales luchan por funcionar en sus tareas básicas.
Policías y despachadores 911
Según el portavoz de la Orden Fraternal de Policía, Michael Neilon, el Departamento de Policía de Filadelfia tiene 370 vacantes. El Departamento cerró su proceso de reclutamiento durante la pandemia. Al combinar la salida de personal y la “crisis de reclutamiento” que existía antes de la pandemia el asunto estalla. El número de agentes policiales sigue en disminución, más allá de que todos en la ciudad sepan que estamos contratando.

También se denota que las llamadas al 911 suenan durante minutos antes de que alguien esté disponible para responder. Sobre este tema hay un ejemplo en el condado de Montgomery. Allí se ha intensificado la búsqueda de despachadores del 911 y funcionarios de prisiones. “Hemos puesto en marcha más tácticas de contratación para estos puestos. Incluimos eventos de empleo sin cita previa… Pagamos anuncios impresos y digitales. Acudimos a otros esfuerzos de divulgación para fomentar las solicitudes”, dijo la portavoz Kelly Cofransisco.
Una sucinta explicación
En Pensilvania, no sólo los puestos de trabajo de la administración pública han disminuido. Sino que lo ha hecho más que en la mayoría de los demás estados. Asimismo los empleos del sector privado se están recuperando más lentamente que la media del país en general. Así lo dijo Mike Maciag de Pew Charitable Trusts.
Las razones del descenso difieren según el lugar y las circunstancias. Es posible que los trabajadores despedidos al comienzo de la pandemia no se hayan reincorporado. Otros, recelosos de la COVID-19, dudaron en realizar el trabajo en persona y renunciaron.
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El número de personas que renuncian, incluidos los puestos de trabajo del sector público, ha aumentado en los últimos meses. Esto se revela en los datos del Departamento de Trabajo. La situación ha hecho que la competencia por los trabajadores sea aún más dura para puestos de trabajo que históricamente han sido más difíciles de cubrir en comparación con el sector privado, incluso cuando algunos salarios han aumentado.
“Los empleadores públicos se enfrentan a menudo a una ardua batalla. No sólo para contratar a nuevos empleados, sino también para retener a su personal actual”, dijo Maciag.