El presidente electo de Perú, Pedro Castillo recibió las credenciales de su cargo en una ceremonia oficial organizada por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y realizada la noche del viernes en Lima. Así quedó listo el nuevo Gobierno de Perú para asumir plenas funciones el próximos miércoles 28 de julio para el periodo 2021 – 2026.
Después de la ceremonia, Castillo dio un discurso en que rechazó que vaya a implementar “modelos de otros países”. “No somos chavistas, no somos comunistas, no somos extremistas, menos somos terroristas. Vamos a combatir el terrorismo, venga de donde venga”.
El izquierdista maestro rural y sindicalista de 51 años derrotó por un estrecho margen en la segunda vuelta presidencial a la derechista Keiko Fujimori.
“Para mí este es un honor, que juro no defraudar”, manifestó Castillo al momento de recibir los documentos otorgados por el presidente del JNE, José Luis Salas, quien también entregó credenciales a la vicepresidenta Dina Boluarte.
Castillo agradeció al pueblo peruano por la confianza puesta en él y en su partido, Perú Libre, y reconoció “el denodado esfuerzo del Jurado Nacional de Elecciones” para celebrar las elecciones presidenciales.
Aseguró que asumirá la presidencia “para hacer cumplir el papel en el marco de la gobernabilidad respetando la institucionalidad y la Constitución que se debe dejar que la evalúen los peruanos y sea el pueblo el que la determine”.
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Hizo un llamado “a la más amplia unidad” y citó a todos sus compatriotas, incluidos sus rivales políticos, para que ayuden a implementar “el verdadero modelo peruano pensando en su diversidad, en su cultura“.
“Voy a dejar el sudor trabajando y luchando por este pueblo para que todos tengamos las mismas oportunidades, para que todos tengamos que apuntar a que las nuevas generaciones, los nuevos niños, primero tengan las mismas esperanzas”, sostuvo.
La proclamación de Castillo como ganador de la presidencia en la segunda vuelta electoral, ocurrió el lunes 19 de julio cuando se cumplía un mes y medio de los comicios. La demora se debió a una oleada de impugnaciones y recursos legales que presentó su rival electoral para intentar impedir su derrota.