Panamá decidió cerrar varios albergues destinados a la atención de migrantes, luego del desplome del flujo migratorio hacia Estados Unidos, y deportará a quien ingrese al país por la selva del Darién, informó el Gobierno.
Con la política de deportaciones de la Administración Trump ahora la mayoría de los migrantes en Panamá y otras naciones centroamericanas hacen el recorrido inverso hacia Suramérica.
“A raíz de la disminución casi al 100% de la migración irregular que está entrando desde Colombia a Panamá, vamos a empezar a proceder al cierre paulatino de los albergues”, informó el ministro de Seguridad, Frank Ábrego.
También advirtió que quien ingrese a Panamá a través de la selva “será deportado inmediatamente a su país de origen o al país desde donde entró a Panamá”.
El Darién, en la frontera con Colombia, se convirtió en un corredor para los migrantes que desde Suramérica trataban de llegar a Estados Unidos.
En los pasados tres años más de un millón de personas, en su mayoría venezolanos, cruzaron la inhóspita jungla en su travesía hacia el norte, pese a enfrentar peligros como animales salvajes, ríos caudalosos y grupos criminales.
Ante esta masiva llegada, y con apoyo de organismos internacionales, el gobierno panameño levantó varios campamentos para atender a los migrantes.
Sin embargo, el flujo migratorio hacia el norte ha caído en picada. En lo que va de 2025 ingresaron a Panamá por el Darién apenas 2.600 personas, frente a las 72.000 en el mismo período del año anterior.
Ábrego dijo que se desmantelará “a la mayor brevedad posible” el centro para atención a migrantes de Bajo Chiquito, en plena selva, y en Lajas Blancas, en la localidad de Metetí de la provincia de Darién, a 260 km de la capital panameña.
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Sin embargo, el albergue de San Vicente, también en Metetí, permanecerá abierto con capacidad para 300 personas por “cualquier eventualidad que se de tanto en el flujo de sur a norte como de norte a sur”, dijo Ábrego.
El ministro destacó que los migrantes que llegan ahora a Panamá son asiáticos y africanos, no sudamericanos o caribeños como ocurría antes.
Varias oenegés denuncian las condiciones en albergues en Panamá y Costa Rica utilizados para acoger a los migrantes deportados por Washington y a los que regresan tras su fallido intento por llegar a Estados Unidos.