Durante doce días un equipo de especialistas enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA), se encargarán de auditar el cómputo de votos que dio a Evo Morales una victoria que no le reconocen los opositores.
El equipo lo integran 30 especialistas y auditores internacionales, entre ellos abogados electorales, estadísticos, peritos informáticos, especialistas en documentos, en caligrafía, en cadena de custodia y en organización electoral.
Su principal rival político, Carlos Mesa, tampoco reconoce la auditoría, por estar pactada entre Gobierno y OEA sin haber dado voz a quienes denuncian el fraude.
El trabajo que adelanta la Organización de Estados Americanos (OEA) comenzó el jueves y coincidió con llamados a la calma en Bolivia, tras la muerte de dos personas en la ola de protestas que atraviesa el país tras las elecciones del 20 de octubre.
Hay que “empezar a pacificar Bolivia”, proclamó el Presidente en una comparecencia en la sede de Gobierno en La Paz, donde llamó tanto a sus afines a levantar los bloqueos en las carreteras como a los opositores a que cesen los paros ciudadanos de protesta contra él.
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“No nos enfrentemos entre bolivianos”, insistió después de que la noche del miércoles 30 de octubre fallecieran dos personas en enfrentamientos entre partidarios y detractores del mandatario, que se convirtieron en las primeras víctimas mortales desde el estallido de violencia tras las elecciones.
Carlos Mesa culpó a militantes del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del Presidente, de dichas muertes ocurridas en la ciudad boliviana de Montero, y a la vez que pidió a los suyos “que se replieguen, que no respondan con violencia”.
La Paz, sede del Gobierno y el Parlamento de Bolivia, Sucre, la capital del país, Cochabamba, Potosí y Tarija fueron algunas de las ciudades donde una multitud secundó las concentraciones pacíficas, aunque no faltaron gritos de “Evo asesino”.