Una tardía reacción proveniente de la presión judicial, “obligó” a cinco diócesis católicas del estado de Nueva Jersey a publicar los nombres de 189 clérigos –la mayoría fallecidos- involucrados en casos de abusos sexuales a menores que fueron solapados por la Iglesia por casi 80 años.
Sobre la sinceridad del arrepentimiento institucional conversa la nación entera, debido a que los ultrajes y pecaminosos comportamientos no son una verdad que salió a la luz en el siglo XXI, se trata de casos documentados en bufetes de abogados, situaciones con las que lidió la estructura policial que se vio sobrepasada por el peso de la Iglesia en los Estados Unidos.
Poco se sabe sobre la diferencia que marcará el hecho de que se divulguen los nombre de un grupo importante de “difuntos”, dentro de una lista de 189 clérigos que tras la iniciativa de la Fiscalía y con el impulso de investigaciones periodísticas aparecen para darle rostro al drama que desdibujó para siempre la línea de vida de miles de víctimas.
La diócesis de Newark detalló los datos de 63 sacerdotes con denuncias “creíbles” desde 1940.
Setenta y nueve años después su arzobispo pidió perdón a las víctimas y anunció un programa de compensaciones; y en las últimas horas han hecho lo mismo las otras diócesis.
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Gurbir Grewal, fiscal general de Nueva Jersey, recordó que el pasado septiembre estableció un equipo para que investigara las denuncias de abuso en la Iglesia en ese estado y se mostró satisfecho de que ello haya “impulsado a las diócesis a finalmente tomar medidas para que los curas depredadores rindan cuentas”.
Una vergüenza para el Vaticano ha sido el tener que recrear nuevamente la atrocidad que se le imputa al antiguo Arzobispo de Newark, Theodore McCarrick de 88 años, quien pasó a formar parte de la lista. La sede de la Ciudad Santa el verano pasado ya lo había apartado de sus responsabilidades. En la oportunidad exnuncio de la Santa Sede en EE.UU. acusó al pontífice de conocer las denuncias contra éste desde 2013. McCarrick además fue Arzobispo de de Washington DC.
Joseph Tobin, el actual arzobispo de Newark, escribió en una carta que las revelaciones de abuso sexual del clero a menores de este último año “han provocado sentimientos de asombro, enfado, vergüenza y dolor en nuestra comunidad católica”, y reprendió que la institución no apartara “inmediatamente” a los acusados de sus cargos.
Sin embargo bajo la mirada de las víctimas la sinceridad de la posición institucional es muy endeble, porque sobre esos asuntos conocían las diócesis y solo han actuado de manera tardía, colocando las enseñanzas cristianas por detrás de las “piedras de los templos”.
Buena parte de los denunciados en Newark y en las otras demarcaciones han fallecido, y a los que están vivos se les ha ido apartando de sus cargo en los últimos 15 años, de acuerdo a los medios locales.
La diócesis de Camden incluyó a 56 curas y un diácono, la mayoría ya fallecidos y cuyos abusos el obispo Dennis Sullivan explicó que tuvieron lugar entre los 70 y 80.
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Agregó que no se incluyen cuatro alegaciones que están siendo investigadas actualmente.
La diócesis de Trenton nombró a 30 sacerdotes, la de Paterson a 28 y la de Metuchen a 10 curas y un diácono que han sido denunciados de manera “creíble”, como resalta la Iglesia, de abusos sexuales a menores.
“Aunque este es un primer paso positivo hacia la transparencia y la rendición de cuentas, espero que este espíritu de apertura continúe durante el transcurso de nuestra investigación y en respuesta a nuestras peticiones de archivos e información”, dijo el fiscal Grewal.
En ese sentido, Grewal afirmó que las autoridades “saben, por los cientos de llamadas recibidas”, que hay muchas otras víctimas que fueron abusadas como niños y adultos “tanto por el clero diocesano como miembros de varias órdenes religiosas”, por lo que anticipó “tomar acciones criminales cuando sea apropiado”.
Desde que la Corte Suprema de Pensilvania publicó en agosto del año pasado el informe de un gran jurado que documentaba 300 supuestos casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en sus diócesis, se han sumado a esta iniciativa las diócesis de otros estados y han sido identificados unos 2.000 clérigos en EE.UU.