Durante las acaloradas y contenciosas audiencias de Joseph McCarthy en 1954, cuando el país parecía más dividido que nunca, el abogado en jefe de las Fuerzas Armadas, Joseph Welch, provocó un cambio de rumbo al preguntar emotivamente a McCarthy, “¿No tiene Ud. decencia alguna, Señor?”. La sencilla pregunta se apoderó del país y obligó a los estadounidenses a embarcarse en un análisis profundo sobre quiénes éramos y hacia dónde íbamos. Hoy, nos encontramos en una época similarmente polarizada y la mayoría del comportamiento que emana de la capital de nuestra nación no es menos deplorable o inhumano. Por desgracia, en este caso, el McCarthy de nuestra era ha sido elegido Presidente. Será gracias al excepcionalismo de los estadounidenses y nuestro compromiso con la justicia y la equidad que sobreviviremos a estos tiempos. El hecho de que los Estados Unidos sobrevivirá se mantiene pese a la agenda, el prejuicio y las acusaciones llenas de odio que emanan del No. 1600 de Avenida Pennsylvania.
La semana pasada, la portada de todos los periódicos dominicales, la nota principal en ‘Meet the Press’ y la inevitable marea de encabezados digitales se enfocaban todos en las condiciones de nuestras instalaciones de detención. Estos “centros”, así llamados eufemísticamente, son más parecidos a las prisiones del tercer mundo. Hacinamiento, desnutrición, falta de atención médica adecuada, patético cuidado infantil y un trato despiadado por parte de los guardias están fuera de control. Como es de entender, se han formado disturbios en muchos de estos centros y se les está aplastando con violencia. Ante toda esta atención mediática negativa, uno pensaría que la protesta pública frenaría la situación. Sin embargo, en las últimas dos semanas, sin mayor alarde, el ICE abrió tres nuevos centros de detención, cada uno dirigido por contratistas del sector privado. Según Mother Jones, esto ubica a la población de los centros de detención en un máximo histórico de 54,000 personas, superando las 34,000 de 2016 y muy por encima del máximo esperado por el Congreso, de 40,520. Esta semana, nuestros encabezados estarán repletos de noticias sobre cientos de miles más que serán enviados a estos detestables campos como resultado de las redadas que pretende implementar el Presidente.
Por desgracia, esto es sólo la crisis más reciente en una larga fila de comportamientos depredadores en contra de la comunidad migrante. El presidente Trump y sus secuaces han hecho que una de sus principales metas sea el ataque a los migrantes, incluyendo los constantes abusos verbales, la separación de las familias en la frontera, la relajación de las justificaciones legales para la deportación e incluso el dar apoyo visible a las milicias de civiles para que puedan hacer justicia por propia mano. En pocas palabras, esto no es lo que somos como país y tiene que parar.
Esto es claramente el intento del Sr. Trump por lanzar carne roja a su base para ayudarle literalmente a dividir y vencer. Pero detrás de estos fríos cálculos políticos yacen millones de personas que sufren, y estas son las mismas personas que llegaron a este país con la esperanza de escapar del sufrimiento y crear una mejor vida para sí y para sus familias.
En Nexus Services, Inc., hemos hecho que toda nuestra misión sea defender el valor y la dignidad inherentes de la población migrante. Esto incluye el servicio para ayudar a reunirlos con sus seres queridos detenidos, patrocinando una firma legal gratuita, fondeando una organización de derechos civiles y, en muchos casos, directamente demandando a la Administración Trump cuando detectamos violaciones de los derechos civiles que deben ser combatidas. Pero esto no basta.
Ninguna organización por sí sola puede asumir esta causa, como tampoco podrían hacer hervir el mar. Las corrientes del mal son fuertes y se necesitará una tripulación de estadounidenses que se junten para repelerlas de manera efectiva. Podemos hacer esto de muchas maneras, incluyendo a través de protestas pacíficas, demandas enfocadas a atacar los peores males y, más importante aún, dejar que nuestra voz se escuche en 2020. Debemos organizarnos para las elecciones del año entrante y asegurar que esta atrocidad de Presidencia sea sólo una mancha en la historia del país y no nuestro nuevo concepto de lo normal.
Por desgracia, la contundente respuesta de hoy a la pregunta de Joseph Weld sería, ‘No, en tanto que sociedad, parecemos no tener decencia alguna’. Ciertamente, muchos de nuestros líderes electos, incluyendo al Presidente, parecen carecer de decencia. Pero como dice el dicho, cuanto más oscura la noche, más pronto amanece. En ocasiones, los cambios más importantes están inspirados por un despertar hacia el reconocimiento de nuestros propios pecados. Los pecados de generaciones de estadounidenses están exhibidos en nuestra actual guerra contra los migrantes y se requerirá que los mejores ángeles de entre los estadounidenses se pongan de pie y traigan la luz y nos encaminen hacia la sanación, la justicia, la equidad y una afirmación de valor individual inherente. Esta es la pelea de nuestras vidas… y no podemos perder. Por todo el país y por su gente, todo depende de que lo hagamos bien.
Por: Mike Donovan, Director Ejecutivo de Nexus Services Inc.