La federación estadounidense de natación (USA Swimming) anunció nuevas reglas para los deportistas transgénero que son miembros de esta organización, entre las que se incluyen los límites de testosterona. Estas disposiciones surgieron luego de las conseguidas victorias en piscinas universitarias de la nadadora Lia Thomas, atleta de la Universidad de Pensilvania acusada de competir en ventaja por haber nacido hombre.
La National Collegiate Athletic Association (NCAA) que es el organismo rector de los deportes universitarios, informó en enero de este año que hará cumplir las reglas establecidas por USA Swimming, que podrían impedir que la nadadora de la Universidad de Pensilvania participe en futuras competencias.
Los torneos más próximos son el de la Ivy League prevista para el presente mes de febrero, que reúne los atletas de las universidades más prestigiosas, y los campeonatos nacionales de la NCAA que están pautados para marzo.
De ser 462 entre los hombres a la mejor en mujeres: la nadadora transgénero que divide al deporte en Estados Unidos
Lia Thomas estableció marcas históricas en la natación femenina y su situación provocó divisiones hasta en su propio equipo.https://t.co/WOkfpV2ve0
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Los triunfos deportivos logrados por Lia Thomas con la Universidad de Pensilvania, donde compitió en el equipo masculino (como Will Thomas) hace solo unos años, plantearon nuevamente el delicado asunto de los deportistas transexuales y el debate entre la inclusión y la protección de la equidad deportiva.
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El caso de Lia Thomas, de 22 años de edad, también ha tenido resonancia política en Estados Unidos donde varios estados conservadores aprobaron en fecha reciente algunas leyes que prohíben a jóvenes transexuales (nacidos con sexo masculino) participar en deportes femeninos en la escuela.
En este contexto la USA Swimming anunció que comenzarán a aplicar diferentes reglas dependiendo de si se trata de nivel élite o no. En el nivel de élite la federación evoca dos criterios.
Por caso de Lia Thomas: nueva norma de natación en Estados Unidos podría afectar a atletas trans https://t.co/khxq45uKGI
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Por una parte la “prueba de que el desarrollo físico previo del atleta, como hombre, y aunque mitigado por alguna intervención médica, no le otorga al atleta una ventaja competitiva sobre sus competidoras cisgénero (personas que se identifican con su sexo biológico en nacimiento)”.
Por otro lado, “la prueba de que la concentración de testosterona del atleta ha estado por debajo de 5 nmol/l (nanomoles por litro) de forma continua durante un período de al menos treinta y seis meses anteriores a la fecha de la solicitud”, señaló la federación.
La polémica en torno a Lia Thomas surgió por sus excelentes resultados esta temporada, que es su primera vez en la categoría femenina.
A principios de diciembre, en Akron, Ohio, logró las mejores actuaciones del año a nivel universitario en los 183 metros estilo libre (1:41.93 minutos) y en los 457 metros del mismo estilo (4:34.06).
La nadadora cumplió con las reglas de la NCAA y se sometió a un tratamiento de supresión de testosterona de un año. Pero algunas organizaciones, como el Grupo de Trabajo de Política Deportiva Femenina, han considerado que estas normas son insuficientes, particularmente en el caso de que una atleta haya comenzado su transición después de la pubertad.
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Lia Thomas inició su transición en mayo de 2019 con un tratamiento hormonal, según relató en el podcast “TheSwimSwam”.
En el caso del atletismo, la federación internacional (World Athletics) también impone límites de testosterona (desde 2019, menos de 5 nmol/L durante doce meses). Por este motivo, la atleta transgénero CeCe Telfer fue excluida de la selección olímpica de Estados Unidos en junio de 2021.
El pasado agosto, en los Juegos de Tokio 2020, la halterófila neozelandesa Laurel Hubbard se convirtió en la primera deportista transgénero en competir en una cita olímpica.
Tres meses después, y tras dos años de consultas a decenas de especialistas, el Comité Olímpico Internacional (COI) renunció a fijar unos criterios a los deportistas transgénero e intersexo para poder competir, alegando una “falta de consenso científico sobre la manera en que la testosterona afecta al rendimiento deportivo”.
El COI dejó en manos de cada federación internacional que fijen un “marco” para establecer sus propias reglas.