Los Nacionales de Washington capearon una de las más difíciles tempestades por las que ha surcado equipo alguno. Llegaron a la postemporada con la “mácula” de comodín y llevaban al timón a un manager boricua que había sido amenazado con perder el mando por los resultados de la temporada.
Llegó otoño y Dave Martínez se aferró al sueño. Con el casco fracturado y las velas rasgadas pilotó el buque hasta lograr ponerlo frente a frente a la pesadilla que imponía la novena de Texas. La lucha quería una nave por otra y los cañoneros Howie Kendrick y el antesalista Anthony Rendón dispararon jonrones directo a la línea de flotación de de Astros de Houston, para hundirlos 6 carreras por 2, en un apasionante encuentro mundial, que nuevamente fue conquistado por un estadounidense de origen boricua, tal cual sucediera en la temporada pasada.
FOR THE FIRST TIME EVER, THE @NATIONALS ARE #CHAMPS. pic.twitter.com/a45onBXNqy
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Dave Martínez bramó con la furia de un semoviente disgustado de Brooklyn y frente a la proa con toda la tripulación apoyándolo entró a los libros del béisbol al superar a los Astros de Houston y lograr la corona en la MLB por primera vez en la historia para los Nacionales de Washington, luego de que al inicio de la temporada Martínez estuvo a punto de perder su empleo por los malos resultados. Hoy amaneció al lado de Alex Cora.
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Un encarnizada lucha
Para los Nacionales de Washington luchar no era la opción, vencer demostrando poder era su norte. La conquista de anoche no solo estaba sazonada con las especies que se consiguen al venir de abajo, sino que debía lograrse con contundencia.

Los jonrones no bastaron. La nave de Houston podía reflotar y en la historia naval de la MLB todo se ha visto. Es así que a manera de seguro Washington infiltró la zozobrante embarcación y en la octava entrada el guardabosques dominicano Juan Soto logró sencillo al jardín derecho para impulsar una carrera.
HOWIE FEELING, NATS FANS?! pic.twitter.com/TTO7sHHd5j
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Y para cerrar con broche de oro la cuenta en el noveno episodio el guardabosques Adam Eaton tuvo sencillo impulsador de dos anotaciones, y lo dejó allí rodando, como el que arroja su último cartucho de explosivos dentro del polvorín enemigo y huye lanzándose un clavado al agua de la victoria.
Unidos hasta el final
El destino quiso que fuese así. Houston y Washington combatieron en todos los mares posibles y llegaron al punto donde solo uno prevalecería. Los chicos texanos vieron su acorazado despedazado en el conocido mar del Minute Maid Park.

Un cielo encapotó de tristeza las esperanzas de 43.326 personas que buscaban presenciar la coronación de la novena texana, que lideró las mayores en el apartado de victorias en temporada regular, con 106.
La victoria se la acreditó el relevo Patrick Corbin (1-1) en tres episodios, al aceptar dos imparables y ponchar a tres enemigos.
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Por los Astros el primera base cubano Yuli Gurriel (1) botó la pelota del campo en el segundo episodio al cazar los envíos de Scherzer, sin compañeros en el camino.
La derrota la cargó el relevo Will Harris (0-1) al no sacar ni un out, pero tuvo castigo de dos imparables, jonrón y carrera.