Al menos 14 militares rusos murieron el lunes por intoxicación con monóxido de carbono en un incendio ocurrido en el interior de un submarino militar que se ocupaba de labores de investigación del fondo marino en aguas territoriales del país euroasiático, informó el Ministerio de Defensa.
El Ejército informó sobre el suceso un día después del incidente y no confirmó cuantas personas se encontraban a bordo del sumergible. El Ministerio de Defensa tampoco especificó el tipo de aparato de aguas profundas en el que ocurrió el incendio.
El siniestro fue controlado y el submarino pudo regresar a su puerto de atraque en la base naval de Severomorsk en la región de Murmansk, en el Ártico. La marina rusa realiza una investigación para determinar las causas del incendio, según la misma fuente.
La agencia de noticias rusa RBK cita una fuente militar según la cual en la embarcación iban 14 personas, todos fallecidos, pero no hay ninguna confirmación al respecto. El medio apunta que se trata de un “vehículo de descenso” del submarino nuclear AS-12, conocido como Losharik, con base en Severomorsk, donde se concentra la flota del norte de la armada de la Federación Rusa.
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“El 1 de julio, en aguas territoriales rusas se produjo un incendio en un aparato de investigación de aguas profundas de la Armada Rusa, diseñado para estudiar el espacio interior y el fondo de los océanos”, dice la nota del Ministerio de Defensa, que afirma que el fuego se produjo durante las mediciones batimétricas.
“El fuego se extinguió gracias a la labor valiente del equipo”, aseguró el Ministerio sin ahondar en detalles.
Este es el mayor incidente de siniestros en los vehículos submarinos del Ministerio de Defensa ruso desde noviembre de 2008 cuando ocurrió un accidente en el submarino nuclear “Nerpa” durante unas pruebas en el Mar de Japón. “o personas murieron, otras 21 personas sufrieron lesiones. En total había 208 personas a bordo del submarino.
Este nuevo incidente del submarino científico de la flota rusa ocurre 19 años después de la catástrofe del submarino nuclear ruso Kursk, uno de los accidentes submarinos más trágicos de la historia.
El 12 de agosto de 2000, dos explosiones en la sala de torpedos provocaron el hundimiento del aparato. Sus 118 tripulantes murieron, algunos durante la explosión, otros en las horas o los días siguientes, en el fondo del mar.
El Gobierno ruso trató de ocultar inicialmente aquella catástrofe y en un primer momento rechazó la ayuda de Noruega, Reino Unido o Estados Unidos. Los medios rusos criticaron la actuación de las autoridades, sobre todo del presidente Putin, que estaba en los primeros cien días de su mandato.