El evento de hoy es menos de la mitad del tamaño del Súper Martes. Pero la colección de primarias inadaptadas del martes – Idaho, Michigan, Mississippi, Missouri, Dakota del Norte, Washington – podría ser igual de consecuente dando un golpe fatal a la tambaleante campaña de Bernie Sanders.
Michigan, con 125 delegados en juego, es el mayor premio entre los 6 estados votantes. Fue el lugar de la milagrosa victoria de Sanders sobre Hillary Clinton en 2016, pero el panorama parece sombrío para su campaña en esta ocasión: Un puñado de nuevas encuestas publicadas en los últimos dos días sugieren que Joe Biden lidera por dos dígitos.
El primer desafío de las primarias estadounidenses tiene lugar mientras la larga sombra del coronavirus ha llegado a los Estados Unidos, donde los estadounidenses están preocupados tanto por el impacto económico del virus –con un Lunes Negro en Wall Street de por medio- como por el derecho a la salud, en un país en el que el sistema sanitario sigue siendo muy desigual y cuidar de muchos sigue siendo un lujo.
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Así que el mini duelo del martes entre Joe Biden y Bernie Sanders también se presenta como una prueba de qué tipo de presidente querrían los demócratas en una situación de emergencia mundial como la que se está perfilando. Partiendo de la base de que incluso el presidente en ejercicio -aunque minimizaba públicamente la amenaza para la salud del estadounidense “medio”- tenía que aceptar la realidad, anunciando medidas “importantes” para contrarrestar el impacto económico del virus.
Con 125 delegados comprometidos en juego, Michigan es el mayor premio de los seis estados que se disputan el martes. Los otros son Missouri, Mississippi, el estado de Washington, Idaho y Dakota del Norte.
Sanders, un senador populista que se presenta por segunda vez consecutiva a la presidencia, derrotó a la eventual candidata Hillary Clinton en las primarias de 2016 en Michigan, en lo que se consideró una gran victoria inesperada. Eso presagió la estrecha derrota de Clinton frente a Donald Trump en las elecciones generales de noviembre de 2016 en Michigan. La victoria de Trump con los votantes blancos de clase trabajadora en el estado, así como similares victorias estrechas en otros dos estados cruciales del Cinturón del Óxido – Pennsylvania y Wisconsin – lo impulsaron a la Casa Blanca.
Las encuestas primarias previas a Michigan en 2016 lo dieron todo mal – ya que indicaban que Clinton tenía una ventaja de dos dígitos sobre Sanders.
“Las primarias demócratas de Michigan en 2016 son consideradas como la mayor falla en las encuestas de ese ciclo. Los sondeos publicados la semana anterior a las primarias estatales mostraron a Hillary Clinton con una ventaja de 10 a 27 puntos”, señaló el encuestador de la Universidad de Monmouth, Patrick Murray.
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Cuatro años después, el ex vicepresidente Joe Biden es ahora el claro favorito en Michigan, y las últimas encuestas publicadas en la víspera de las primarias indican que el ex vicepresidente tiene una ventaja de dos dígitos sobre Sanders.
Sin embargo, Sanders mantiene la esperanza de que se repita la actuación que evitaría la eliminación y, en cambio, impulsaría al senador de nuevo a una batalla masiva con Biden por la nominación.
Un optimista Sanders predijo en Fox News Sunday: “Creo que lo haremos bien el martes, y venceremos a Biden”.