Un número aún no determinada de migrantes murieron ahogados por la crecida de un río en una zona del Caribe de Panamá. Según los últimos reportes dados a conocer este jueves 25 de julio sobre un suceso que ocurrió hace varios días son 16 las víctimas fatales, y hasta el momento no se han podido recuperar los cuerpos presuntamente enterrados.
“La ruta no es la del tránsito controlado de migrantes. Y el número de fallecidos es 16. Alguien o un grupo del área procedieron a enterrar sin dar parte a nadie para tapar el problema, que no se logró tapar, dijo el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, en una conferencia de prensa.
Los organismos de seguridad panameños habían informado que 10 migrantes habían fallecido ahogados días atrás en una zona del Caribe de Panamá. A ese lugar habrían arribado procedentes de Colombia, en una ruta más corta a través de la selva del Darién en su travesía hacia Norteamérica.
La información se basa en los testimonios de pobladores de la comunidad de Carreto, quienes señalaron que estos migrantes habían sido sepultados cerca del pueblo.
El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) supuso que quizá “se sepultarían estos cuerpos para encubrir nexos criminales con el tráfico de migrantes”.
El presidente de Panamá anunció que el Ministerio Público (Fiscalía) comenzó las investigaciones ya que enterrar esos cuerpos sin dar parte a las autoridades es un delito y tiene que investigarse.
“El suceso ocurrió por el cauce de un río, violento en su momento, que causó el hundimiento de la canoa, pero no sé exactamente los detalles”, dijo Mulino quien alertó que “ese es el riesgo que se corre cuando se salen de la ruta controlada, creada por Panamá para canalizar el flujo migratorio.
El hecho tuvo lugar por la “ruta de Carreto” en el Caribe panameño, que es más costosa. Los migrantes pagan hasta 550 dólares por un bote desde Capurganá, en Colombia, hasta la citada comunidad en Panamá. Luego caminan durante 2 o 4 días por la selva rumbo a la aldea indígena Canaán Membrillo, de acuerdo con una información difundida en 2023 por la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), que prestó servicios en el Darién pero que ya no lo hace porque este año no fue renovado su permiso para operar.
El presidente Mulino comenzó su gestión el pasado 1 de julio y desde entonces han tomado varias medidas para reducir el flujo de migrantes por la selva del Darién, que ya la han cruzado en lo que va de año más de 216.000 migrantes, la mayoría venezolanos; durante 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita según datos oficiales de Panamá.
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Entre esas medidas, desde el 3 de julio Panamá ha cercado progresivamente con vallas de alambre con púas unos 4,7 kilómetros en el Darién, donde había al menos 5 pasos no autorizados o trochas, esto con la intención de “canalizar” el flujo de los migrantes a través de un “corredor humanitario”.
El Darién es una selva que es una frontera natural entre Panamá y Colombia con 266 kilómetros de longitud. Esta zona es cruzada por los migrantes en su travesía hacia Estados Unidos y en su camino afrontan muchos peligros como crecida repentina de ríos, ataques de animales salvajes y de grupos armados que cobran a los migrantes por el paso o les roban, y en ocasiones además son víctimas de abusos sexuales.