Un número significativo de migrantes que se encuentran en la frontera sur de México han manifestado sus intenciones de querer regresar a sus países de origen o conseguir un estatus regular en la nación azteca luego de las restricciones impuestas por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, pero la mayoría de estas personas no pueden retornar con sus propios medios o recursos, mientras los albergues los atienden sin mucho apoyo del Gobierno mexicano.
La Iglesia católica en la localidad de Tapachula, que es la ciudad más grande ciudad en la zona limítrofe de México con los países de Centroamérica, ha manifestado su preocupación ya que en la actualidad se prepara con sus propios recursos para recibir a los migrantes deportados por la Administración Trump y auxiliar a las personas que buscan regresar de manera voluntaria a sus países.
El responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, sacerdote César Augusto Cañaveral, alertó sobre el impacto de las expulsiones masivas desde Estados Unidos y la respuesta del Gobierno mexicano a las políticas del mandatario estadounidense.
Según dijo Cañaveral, en el albergue un 40% de los migrantes están volviendo a sus países de origen, eso se traduce en unas 80 personas provenientes de Honduras, El Salvador, Colombia y Venezuela que están en México con sus familias y ahora están a punto de ser retornadas, indicó el clérigo en una entrevista con agencias internacionales de noticias.
A estos migrantes se han visto desanimados por las políticas de deportaciones masivas, el “cierre” de la frontera estadounidense y el territorio mexicano con miles de militares desplegados y la eliminación de la aplicación “CBP One” de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza que permitía solicitar asilo en Estados Unidos desde el sur de México.
Estos migrantes también han percibido un endurecimiento en la política migratoria en México, donde la presidenta Claudia Sheinbaum, desplegó 10.000 agentes de la Guardia Nacional en la frontera con Estados Unidos.
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En particular, los migrantes venezolanos, que son casi una cuarta parte de la migración irregular en México, lamentan que Trump haya terminado con Estatus de Protección Temporal (TPS) y la “CBP One”.
El administrador del albergue Jesús El Buen Pastor, Herbert Bermúdez, refirió que este sitio está preparándose para recibir a migrantes deportados con una capacidad para 1.200 personas.
“Si Estados Unidos los deporta, México los espera con los brazos abiertos, es una cosa de humanidad muy bella del Gobierno, dinero del Gobierno no, pero hay apoyos del Gobierno, como alimentos, colchonetas, que es lo más esencial, alimentos, un lugar donde descansar”, comentó.