La festividad más emblemática de México, el Día de Muertos, comenzó este viernes 1 de noviembre desde la madrugada en el pintoresco barrio de Xochimilco, en la capital mexicana. Los tradicionales colores y olores de estas fechas se mezclan con la colocación del altar de San Gregorio.
Las típicas flores amarilla cempasúchil, con su toque anaranjado, inundan el cementerio de San Gregorio de Atlapulco, donde la comunidad se reúne desde la tarde del jueves para recordar y honrar a sus seres queridos entre música, cánticos, dulces como el pan de muerto o simplemente en silencio.
La conmemoración arrancó con una jornada inicial dedicada al recuerdo de los niños fallecidos, antes de que en la noche del viernes 1 al sábado 2 se pase a honrar a los mayores. Es por eso que en esta primera fase es habitual escuchar canciones infantiles y se observen juguetes en los altares.
Cientos de familias se agruparon en torno a las tumbas de sus fallecidos, engalanadas para la ocasión y cuidadas hasta el extremo, y desde allí las lágrimas y la emoción se entremezclaron con risas y festejos, generando un clima especial en el que no faltó la comida ni bebida para pasar la noche.
Igual que en Xochimilco, eventos similares se multiplican a lo largo del territorio mexicano, en cada región, cada ciudad e incluso cada barrio, a su manera y forma tradicional, pero con un mismo trasfondo, que la memoria de sus antepasados no caiga en el olvido.
El Día de los Muertos es una festividad ancestral que celebra el retorno transitorio de los seres queridos fallecidos a este plano, donde conviven con sus familias y se nutren de los alimentos que encuentran en sus altares.
Una celebración muy popular
Esta celebración es sin duda del festejo mexicano más conocido internacionalmente. Esta afirmación es confirmada por el éxito de películas como “Coco”, y para muchos mexicanos es además la fecha más importante y bonita del año.
La festividad se realiza los días 1 y 2 de noviembre pues se divide en categorías. Según el calendario católico, el primero corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los niños fallecidos, y el segundo a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos.
De acuerdo con el Gobierno de México, el origen de esta festividad que se remonta a más de 500 años, fue producto de la armonía entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos.
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En todo el territorio mexicano las tradiciones del Día de Muertos de pueden diferenciar en algunos detalles, pero todas coinciden en la importancia de honrar a los fallecidos a través de la construcción de altares.
Dichos espacios se adornan con pétalos de cempasúchil, velas y comida, como el pan de muerto, que suele estar adornado con una figura de huesos cruzados que está espolvoreado con azúcar.