Es cuestión de perspectivas. Si hace 18 años atrás a todos los colombianos se les hubiesen dado como tarea leer el libro “The Creative Economy: How People Make Money from Ideas”, el pueblo de Nariño fuese ubérrimo.
No hay manera de eludir el enorme talento que ha alumbrado la nación cafetera. El ejemplo más afamado está precisamente en su industria emblemática, que con el esfuerzo de años logró un certificado de origen por un grano que es amado en todo el globo terráqueo.
Sobre este punto de vista es fácil connotar que Colombia es una nación de gente innovadora, de creativos, emprendedores, innovadores, entusiastas y vigorosos creadores. Si alguien se diera a la tarea de agrupar la bonanza particular de todos los colombianos con éxito, Forbes estaría obligado a realizar una edición especial.

Lo cierto es que varios estudiosos colombianos, desde 2001, han tenido la iniciativa de analizar la teoría del británico John Anthony Howkins, quien observó que el comercio de bienes y servicios creativos, en sí mismo, era un área de importante aporte al PIB de una nación, al punto que desarrolló la tesis de la Economía Naranja.
Hoy en día la economía naranja es una de las grandes apuestas del Gobierno colombiano en su objetivo de dinamizar nuevos sectores para atraer mayor inversión extranjera, crear empleos de calidad y desarrollar campos para competir en un mundo globalizado.
De mentes veloces
A estas alturas del texto se da por descontado que el colombiano es un ser humano con audacia para los negocios, ingenioso para los retos y constructor de su propio futuro. Entonces como el tema es un hecho, se ha tomado como política de estado el desarrollo de la Economía Naranja, en el que estará Colombia involucrada por los cuatro costados.
El Gobierno ya ha diseñado políticas sobre esta plataforma con la idea de dar un salto cuántico en materia de desarrollo de la mano de los sectores cultura, turismo, comercio, industria, agricultura, desarrollo urbano, cambio climático, tecnología e innovación, entre otras áreas.
La idea no es nada demente e Iván Duque al parecer tuvo un encuentro en un bucle temporal con Lewis Carroll, quien al parecer tras conocer su plan de la Economía Naranja le dijo: “Creo que sí, estás demente. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”.

La apuesta del joven presidente colombiano es tan firme, que confía en que al finalizar su cuatrienio en 2022 la economía naranja crezca más del 6 %, casi el doble de la participación actual en el producto interno bruto (PIB) del país.
Esta cifra representa más de tres veces lo que aporta el café a la economía colombiana y casi 1,5 veces de lo que contribuye la minería.
Colombia tiene el potencial para transformase en una nación “mentefacturera”, con disposición de emplear de 600 mil a 700 mil personas de forma directa e indirecta. Además cuenta con una capacidad enorme para las exportaciones y es un gran generador de valor agregado.
Para lograr ese fin, el inquilino del Palacio de Nariño ha desarrollado siete ideas que suponen un trabajo integrado dentro de la “Ley Naranja”, la misma que impulsó cuando era senador. Esas siete ideas, también conocidas como las ‘7 íes’, son: información, instituciones, infraestructura, industria, integración, inclusión e inspiración.