El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, presentó un informe de un gran jurado que enumera cientos de sacerdotes católicos acusados de abusar sexualmente de niños durante varias décadas.
Un informe sobre presuntas agresiones sexuales encubiertas durante varias décadas por la iglesia católica en seis diócesis de Pensilvania fue develado tras meses de litigio.
El informe identifica a más de 300 “sacerdotes católicos depredadores” que se han desatados como depredadores sexuales en la región.
Unos mil niños fueron afectados por este patrón de abuso sexual en las parroquias existentes en estas jurisdicciones.
Una orden estatal de la Corte Suprema emitida el mes pasado estableció un cronograma para publicar una versión redactada del documento de aproximadamente 900 páginas.
Fue designado un juez especial para ayudar a los fiscales estatales y abogados a nombrar a los miembros del clero para decidir qué partes de sus delitos revelarían.
El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, ofreció una conferencia de prensa donde enumeró parte de lo incluido en el informe, y departió con víctimas y sus familiares.
“Necesitamos que escuchen esto. Ha habido otros reportes de abuso sexual a menores que involucran la iglesia católica, pero nunca a esta escala. Para muchos de nosotros, estas historias ocurrieron en otras partes. Ahora, sabemos la verdad y entendemos que esto puede ocurrir donde sea”, dice el documento del gran jurado.
En la diócesis de Allentown, por ejemplo, se registraron 37 sacerdotes pederastas. Un ejemplo de la fiscalía fue el padre Michael Lawrence quien supuestamente tocó los genitales de un niño con tanta fuerza que el menor sintió dolor.
“Por favor ayúdenme, agredí sexualmente a un niño”, admitió Lawrence a un oficial de la iglesia.
En su afán por encubrir el patrón de abuso, la iglesia le ripostó: “la experiencia no necesariamente se convertirá en un horrendo trauma”, para la víctima.
En la diócesis de Erie unos 41 curas pederastas fueron nombrados. Entre ellos figura el sacerdote Chester Gawronski quien se le acercaba a sus monaguillos para “un chequeo del cáncer” para tocarlos.
El individuo admitió varios de los crímenes en contra de los menores, pero permanece activo en la iglesia. Ha sido reasignado a distintas parroquias desde el 1987 al 2002.
En la diócesis de Pittsburg unos 99 sacerdotes fueron nombrados. Un grupo de al menos cuatro curas abusaban de niños. Aparentemente utilizaban látigos, violencia y sadismo para con sus víctimas.
Uno de los varones afectados fue obligado a posar desnudo como Cristo para que le tomaran fotos y las repartieran entre los sacerdotes.
En cuanto a la develación del informe, se identificaron 301 “sacerdotes depredadores sexuales”, así como oficiales de la iglesia encubrieron las investigaciones y los abusos. Unos mil niños fueron afectados por este patrón de abuso sexual en las parroquias de estas jurisdicciones.
Algunos miembros del clero mencionados en el documento aseguran haber sido acusados injustamente. Las identidades de éstos permanecen bajo el sello del tribunal y la rama superior de éste en el estado considerará sus argumentos en septiembre.
El viernes, el obispo de la diócesis de Pittsburgh dijo que algunos sacerdotes nombrados en el informe todavía están en el ministerio porque la diócesis determinó que las acusaciones contra ellos no estaban fundamentadas.