La Secretaria de Prensa Sarah Huckabee Sanders se desempeña en su empleo desde hace un tiempo, después de que otros secretarios se dieron por vencidos o fueron despedidos, como Anthony Scaramoucci, quien solo estuvo 11 días y Sean Spicer, que estuvo en la Casa Blanca un poco más. ¿Cómo ha sobrevivido ella? Bueno, parece que puede doblar la verdad, ajustarla a otra realidad, o como ella misma dice, a sus hechos alternativos, que siempre difieren de los verdaderos. En verdad, lo que ella hace es mentir por su jefe, el presidente de los Estados Unidos, quien a partir del mes pasado había mentido 10 mil veces. El problema con la realidad de Trump y con Sarah es que hay evidencia en tantos casos que contradice lo que dicen. Dijo en un video que le gusta agarrar a las mujeres. Su abogado personal, Michael Cohen, dijo que el presidente le ordenó que les pagara a las dos mujeres que amenazaban con hablar en público antes de las elecciones. Él dice que no hay colusión ni obstrucción, y Sarah se complace en repetírselo a los medios de comunicación, citando el informe de Mueller, que en los hechos establece claramente que el abogado especial, si hubiera podido hacerlo, habría absuelto al presidente de obstrucción. Pero no pudo. Sarah estaba muy feliz de enfrentar a los medios con esa afirmación acusando a la prensa de acosar al presidente. Pero lo que realmente está dañando a los demás es el hecho de que el Informe Mueller nos dice que ella mintió. Al atacar al ex director del FBI James Comey, ella dijo que “innumerables miembros” del FBI la habían contactado para expresar su falta de confianza en su liderazgo. Eso nunca ocurrió. Sarah Sanders manchó así la reputación de un servidor público de gran integridad y reputación. Ella debería renunciar.