Un panel virtual patrocinado por Chalkbeat y organizado con el apoyo de Resolve Philly debatió el miércoles la preocupante situación de la escalada de violencia que afecta a las escuelas en Filadelfia.
El impacto de este terrible flagelo que está cambiando la estructura vivencial de la ciudad y que especialmente afecta la salud mental de los jóvenes que asisten a las instituciones educativas fue abordado por más de cien personas entre estudiantes, educadores y el superintendente saliente.
De acuerdo a Chalkbeat, un primer acercamiento al tema fue el reconocimiento de la omnipresencia de la violencia con armas de fuego, un problema que afecta no solo a las escuelas, sino a todos los miembros de la sociedad.
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“La violencia de las armas no es sólo un problema escolar”, dijo Armando Ortez, estudiante de último año del Northeast High School y representante estudiantil en el Consejo de Educación de Filadelfia. “Es un problema de la comunidad”.
“Los estudiantes están aterrados de a ir a las escuelas o volver a ellas” por miedo a encontrarse con la violencia de las armas, dijo Ortez.
Asimilar las experiencias
Erin Gill-Wilson, estudiante de tercer año de la escuela secundaria de ingeniería y ciencias George Washington afirmó que en lugar de “volver de golpe a las tareas escolares”, los estudiantes y los profesores necesitan apoyo y tiempo para hablar de la experiencia.
Young people need space to process what's happening around them, says Selina Carrera, an educator at the Philadelphia Juvenile Justice Services Center and community artist.
Read more about Selina and the work at the Juvenile Justice Services Center here: https://t.co/vyTYBriU17
— Chalkbeat Philadelphia (@ChalkbeatPHL) April 20, 2022
Por su parte, el director de Gratz, Le’Yondo Dunn ve que los jóvenes crecen en medio de la inseguridad alimentaria, en comunidades históricamente olvidadas, sin saber cómo procesar la información que están asimilando.
“Si pudiera agitar una varita mágica, eliminaría Facebook, Instagram, TikTok”, dijo Dunn. “Hay tanto conflicto que rebosa en esos espacios, y esos espacios no están supervisados”.
Identificación comunitaria
Otra idea planteada fue la identificación de los estudiantes con los profesores. Ellos pueden beneficiarse de tener profesores y funcionarios escolares que se parezcan a ellos y que sepan lo que es crecer en torno a la violencia armada, dijo Selina Carrera, que enseña y es mentora en la Escuela del Centro de Servicios de Justicia Juvenil de Filadelfia.
“Soy una de las dos latinas” en la facultad allí, dijo, y agregó: “Podría nombrar quizás, con una mano, el número de profesores de color o de la comunidad”.
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William Hite, el superintendente saliente de las escuelas, subrayó que las tareas necesarias implican acciones complejas. El trabajo luce titánico.
“Tenemos que estar dispuestos a aprender a mantener conversaciones difíciles en torno a lo que los jóvenes están experimentando y mostrar que son escuchados y mostrar que somos receptivos, que estamos humanizando estos temas”, dijo. “Queremos ampliar lo que estamos haciendo en torno a la tutoría”, pero “estas cosas requieren recursos”.