No todos los “talentos ocultos” escapan a la mirada. En la nación que se asumía como el cartabón de libertad y democracia, tener la piel oscura es “difícil”. También es cierto que el país es “tierra de promesas”. Con esa buena vibra los Estados Unidos se forjó, no solo la primera vicepresidente afroestadounidenses, sino a Kamala Harris: A star is born.
Es la primera vez que una mujer llega a ese rango en Washington. No falta pronosticador que apueste a que derivará en la cuadragésima séptima presidente del país. Sin embargo el sueño hasta hoy está muy bien. Las niñas de esta nación ahora pueden soñar con otra posición más para alcanzar.
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Kamala Harris, hija de una doctora india tamil y padre jamaicano, es un dechado de virtudes. Sus progenitores hicieron una vida catedrática y las oportunidades para la nacida en California fueron muchas y variadas.
La mañana del miércoles juró como vicepresidenta de la mano de otra mujer supremamente brillante. La jueza Sonia Sotomayor, la primera latina magistrada del Tribunal Supremo de EEUU la hizo prometer frente a la Biblia.
Kamala the first
Los biógrafos de Harris aseguran que proviene de una familia que “produce mujeres fuertes”. Su progenitora fue una científica especialista en cáncer de mama que emigró a los Estados Unidos desde Madrás.
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La nueva vicepresidenta tiene alma de pionera. Fue la primera fiscal de distrito afroamericana. Asimismo la primera Attorney General de California. En eso de sacar ventaja dio ejemplo al ganar como la primera indio-americana en llegar al Senado.
Kamala representa el multiculturalismo que define a Estados Unidos. Sin embargo es un ánima que está en gran parte ausente de los centros de poder de Washington. Desde luego tuvo la suerte de vivir como mujer en un mundo diferente al de “Hidden Figures”. Sin embargo la lucha continúa. Su identidad le ha permitido hablar en términos personales en un año donde se evaluó la brutalidad policial y el racismo sistémico.
Batalla en las primarias
Su puesto en la Casa Blanca no es una concesión de género. Casa milímetro de la humanidad que formará a la figura de la nueva vicepresidenta se lo ganó a pulso. No solo al ser un ejemplo ciudadano, cívico y social. También hay que denotar la fuerte lucha que dio para ser nominada en las primarias demócratas a la presidencia de EEUU.
Kamala Harris fue una rival de temer. El ahora presidente Joe Biden tuvo que mirarla a los ojos con el pavor de una hidra. El 21 de enero de 2019, Harris anunció oficialmente su candidatura para presidenta de los Estados Unidos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020.
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Durante las primeras 24 horas después de su anuncio, empató un récord establecido por Bernie Sanders en 2016. Recaudó la mayor cantidad de dinero en el día siguiente al anuncio.
Durante el primer debate presidencial demócrata en junio de 2019, Harris confrontó al exvicepresidente Joe Biden. Atacó los comentarios “hirientes” que hizo, hablando con cariño de los senadores que se opusieron a los esfuerzos de integración en la década de 1970. Aquellos que trabajaron con ellos para oponerse al transporte escolar obligatorio.
El apoyo de Harris tras la arremetida aumentó entre seis y nueve puntos en las encuestas posteriores a ese debate.