Para Jennifer Gómez Hardy, su apellido latino reúne dos fuentes culturales que le proporcionan un equilibrio que le agrada. “Dominicana en Puerto Rico. Tengo lo mejor de ambos mundos”. La exitosa abogada habló de su carrera, de su experiencia durante la pandemia y de las principales preocupaciones de su práctica en la oficina de Hispanic Media en Filadelfia.
“Soy originaria de Allentown, de primera generación. Mi madre es de República Dominicana. Mi padre es de Puerto Rico. Después del instituto decidí ir a California, me quedé un par de años allí. El efecto 2000 hizo que mis padres pensaran que todo se iba a derrumbar y que tenía que estar con la familia. Así que volví a la Costa Este”.
La pasión de Jennifer por la justicia comenzó cuando tenía siete años. La falta de vivienda desencadenó su deseo de ayudar a los necesitados. “Cuando tenía siete años quería ayudar a las personas sin hogar y, a medida que fui creciendo, decidí atacar los temas que me apasionan. Así que me uní a esta organización sin ánimo de lucro donde participé en acciones de base”.
Estar en la mesa
Pero según la abogada latina necesitaba otro nivel para profundizar en la participación social. “Creo que definitivamente hay poder en la red de organizaciones de base, pero yo quería estar en la mesa. Es como si hicieras llegar tu mensaje, pero necesitas llegar a la gente que está en la mesa y que toma las decisiones. Necesitaba hacer algo que me pusiera en la mesa”.

Jennifer Gómez Hardy es miembro de la junta directiva de la Hispanic Bar Association of Pennsylvania, Philadelphia Trial Lawyers Association, y Lawyer Referral and Information Service. Ella es una receptora del premio Super Lawyers Rising Star 2018.
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Ella abrió Gomez Law Group. Desde allí, Jennifer ofrece asistencia a las víctimas de lesiones resultantes de colisiones de transporte, defectos de locales o productos, accidentes de trabajo, seguridad negligente y caídas. “Yo hago todas las lesiones personales. La mayor parte de mi práctica son las lesiones personales”.
“Formar parte de la Asociación de Abogados Hispanos es enorme porque tienes esta plataforma en la que la gente te busca por varias razones: respuestas, direcciones e inspiración”. A pesar del impacto positivo de su práctica en la comunidad, Jennifer está preocupada por la baja representación de los abogados hispanos.
“Es impactante saber que sobre 75.000 abogados en Pensilvania, sólo un poco más de mil abogados son latinos. Eso me demuestra que tenemos que hacer subir a otras personas. No me basta con estar en una sala de justicia. Es mi responsabilidad subir a otras personas porque esos números no representan a nuestra comunidad latina aquí”.
El COVID-19 cambió los planes
“En enero, antes de que empezara el COVID-19, tenía muchas aspiraciones, pero en marzo, toda la ciudad estaba cerrada. ¿Qué significa eso para mi negocio? Pues que la gente no estaba involucrada en los accidentes y que no nos llegaban todas las nuevas pistas porque la gente no acababa de salir”. Pero para su decidida personalidad esto suponía un reto que exigía acciones positivas. “Me dije: esto no me va a distraer de lo que tengo que hacer. Sigo queriendo hablar de los centros de detención, de salir a votar. Sigo queriendo llegar a la gente y hacerles saber que existimos”.
Logros
Los obstáculos impuestos por la pandemia no la detuvieron. La notable energía de Jennifer Gómez Hardy le ha permitido explorar crecientes posibilidades. “Desarrollamos relaciones con Philadelphia VIP, que ayuda a la gente en sus negocios y otros asuntos menores, y es gratis. También pusimos en marcha una beca en nombre de John Nelson”, explica la abogada.
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“Es un poco loco porque con las pandemias las expectativas eran bastante bajas, pero a pesar de ello, había trabajo que hacer. Y eso es lo que hicimos. Conseguimos que la gente saliera a votar, estuve en diferentes barrios poniendo a la gente en su sitio, porque si no votas tus asuntos van al fondo. Es la manera de llamar la atención de los líderes políticos”.

La cuestión de la inmigración
Jennifer Gómez Hardy aborda la compleja situación desde una perspectiva que apuesta por el equilibrio y la comprensión. “Creo que con la transición de la administración va a tomar una dirección diferente. Están diciendo que necesitan un proceso que funcione. No quieren que la gente cruce el río y arriesgue su vida para llegar aquí. Quieren que reconozcan que si quieren venir tienen que seguir los pasos a, b, c y d. Si lo hacen, entonces podrá haber un diálogo para ser legitimados aquí”.
En su opinión, para llegar a acuerdos hay que superar el miedo. “Pienso en la palabra ‘FEAR’ como un acrónimo: Evidencia falsa que parece real. Ese sentimiento nos hace dar vida a cosas que no son reales. Y creo que con la última administración estaban alimentando este miedo sobre los inmigrantes como una amenaza para nuestros puestos de trabajo, nuestros hijos y nuestra seguridad para que la gente no pudiera aceptar y apreciar que los inmigrantes vienen aquí por una razón”.
Apegarse a la ética del trabajo
La flexibilidad y la creatividad son claves en su código personal. Han ayudado a construir su exitosa carrera. “Como latina no siempre entré por la puerta grande, y no tuve una cuchara de plata, así que siempre tengo que ser creativa. No entro directamente por la puerta, sino que busco una ventana o una pequeña grieta. Siempre se trata de ser flexible y tratar de averiguar algo más”.
Pero, a la hora de aconsejar a aquellas latinas con ganas de hacer realidad sus sueños, cree que la ética del trabajo es fundamental. “Lo primero es ser buena en tu oficio, venir siempre preparada y dar siempre el cien por cien. Lo segundo es buscar y conseguir oportunidades para demostrar que estás preparada, que tienes ganas. Una diferencia entre mi generación y la más joven es la ética del trabajo. Hoy en día se paga más por quedarse en casa que por trabajar. Así que es difícil, incluso como propietario de un negocio, encontrar gente con ética de trabajo. Así que, si vienes con ética de trabajo, te digo que eso te llevará a otro nivel”.