La furia del huracán Ida dejó una estela de muertes en la Gran Manzana y en especial en improvisadas viviendas unifamiliares construidas en sótanos y bodegas.
Tras el catastrófico diluvio, aflora un debate cuyos focos apuntan hacia la miseria que padecen los inmigrantes. El huracán se cebó con ellos, quienes fallecieron dentro de sus propios dormitorios.
La tormenta tropical inundó buena parte de las casas-sótanos, incluso en algunas situadas en las partes altas de la ciudad. De las 45 muertes registradas en Nueva York, 13 ocurrieron en apartamentos subterráneos. Un niño de dos años se encuentra entre las víctimas fatales.
El mayor desastre se produjo la noche del miércoles cuando las aguas comenzaron a entrar a los sótanos y sus habitantes no pudieron salir a tiempo. Perecieron aterrorizados y sin que nadie los pudiera ayudar.
Vecinos de un complejo de apartamentos situado en el barrio de Queens contaron que en vano intentaron salvar a una mujer. La tromba de agua fue tal que rompió la puerta del sótano y acorraló a la infortunada víctima. Gritaba y pedía ayuda, pero nadie pudo socorrerla.
La dimensión de las inundaciones convirtió a esos sótanos en una suerte de trampas mortales, explica el diario The New York Times. La mayoría de estas casas-sótanos son ocupadas por inmigrantes debido a que son más asequibles. Ellos carecen de recursos para acceder a otro tipo de alojamiento.
Para las autoridades locales miles de estas improvisadas habitaciones son ilegales, pues no cuentan con los permisos reglamentarios. Según la coalición neoyorquina NYC Base Campaign (conformada por grupos comunitarios, abogados y planificadores), en la ciudad de Nueva York existen unos 312.000 apartamentos en sótanos que pueden ser convertidos en viviendas legales y seguras.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, anunció la puesta en marcha de un nuevo plan de respuesta a las lluvias torrenciales. El mismo dará atención prioritaria a quienes viven en sótanos y contará con planes de evacuación por parte de los servicios de emergencias.
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Según el Departamento de Edificios de la ciudad de Nueva York, muchas de estas casas-sótanos, ubicadas en Brooklyn y Queens, son ilegales. Con frecuencia carecen de salidas de emergencia y ventilación. Además han sido construidas con instalaciones ilegales de gas y electricidad.
En Nueva York se le considera como una bodega a aquella instalación con más del 50 % de la altura del piso sobre el nivel del suelo, mientras que un sótano es aquel que tiene más de la mitad de la altura del piso por debajo del nivel del suelo.
“Nuestro equipo está llevando a cabo incansablemente inspecciones en más de mil propiedades en los cinco condados después de la tormenta del miércoles 1 de septiembre. Continuaremos haciendo todo lo posible para mantener seguros a los neoyorquinos en sus residencias”, dijo en un comunicado la comisionada de construcción Melanie La Rocca.