El exsecretario de Estado, Henry Kissinger, que dominó la política exterior cuando Estados Unidos se separó de Vietnam y derribó barreras con China, falleció a sus 100 años, en su casa, en Connecticut.
Kissinger ejerció gran influencia en los asuntos globales bajo los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, lo que lo hizo merecedor del Premio Nobel de la Paz, y que su nombre apareciera con frecuencia en debates sobre política exterior.
El exsecretario de Estado de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, era un judío que huyó de la Alemania nazi con su familia en su adolescencia, en 1938, y se instalaron en Manhattan.
En sus últimos años cultivó la reputación de un estadista respetado, pronunciando discursos, ofreciendo consejos tanto a republicanos como a demócratas y gestionando un negocio de consultoría global.

Durante ocho años, primero como asesor de seguridad nacional, luego como secretario de Estado y durante un tiempo en el medio ostentando ambos títulos, Kissinger abarcó importantes asuntos de política exterior.
Dirigió la primera “diplomacia lanzadera” en la búsqueda de la paz en Oriente Medio. También utilizó canales secretos para establecer vínculos entre Estados Unidos y China, poniendo fin a décadas de aislamiento y hostilidad mutua.
Inició las negociaciones de París que, en última instancia, proporcionaron un medio para salvar las apariencias para sacar a Estados Unidos de una costosa guerra en Vietnam. Dos años más tarde, Saigón cayó en manos de los comunistas.
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Además, siguió una política de distensión con la Unión Soviética que condujo a acuerdos de control de armas y planteó la posibilidad de que las tensiones de la Guerra Fría y su amenaza nuclear no tuvieran que durar para siempre.
Kissinger, quien a sus 99 años todavía estaba activo, dejó a dos hijos de su primer matrimonio: Elizabeth y David.