Las cuitas comerciales entre los Estados Unidos y China mantienen en tensión al mundo. Los grandes productores ubicados por debajo del tercer escaño del podio hacen arreglos para repartirse al planeta si las dos más grandes economías prosiguen en su “toma de fuerzas” y las naciones más desfavorecidas se preparan para un período de “vacas famélicas”.
Uno de los más importantes movimientos hechos en el tablero de la economía mundial lo ejecutaron este lunes Japón y Alemania, que renovaron su compromiso en favor del libre comercio, frente a los riesgos del proteccionismo que Washington desea imponer y la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, representante de la tercera economía mundial y la canciller alemana, Angela Merkel, el rostro de la cuarta, acordaron fortalecer sus vínculos a partir de este pacto.
La vorágine desatada por la guerra arancelaria, encausada por los Estados Unidos y respondida por China, coloca en ventaja a naciones con altas capacidades de producción que se apropiarían del mercado de manera temporal.
Brasil, México y la Unión Europea (UE) serían las zonas geográficas con músculo productivo para ser sucedáneos dentro del conflicto, y el banderazo para agarrar una porción adicional de torta se dará el próximo 1° de marzo cuando se espera que EE.UU. aumente nuevamente los aranceles a China.
Un estudio avala el viraje
“Los efectos de las medidas de represalia comercial impuestas por Estados Unidos contra China no resultarán en aumentar su producción interna, sino que desviará el comercio a terceros países”. El texto se desprende de un estudio que cita a la economista Pamela Coke-Hamilton, adscrita al Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).
En la presentación de un informe de la Unctad sobre estadísticas y tendencias comerciales, Coke-Hamilton sostuvo que, si el temido aumento del 25 % de aranceles adicionales tiene lugar, “no será efectivo para aumentar la producción en Estados Unidos”.
Lo que provocará es que los exportadores del resto del mundo serán más competitivos.
La Unctad maneja datos que estiman que, de lo que pierdan exportadores chinos y estadounidenses, “la Unión Europea capturará 70 mil millones de dólares”, y Japón y Canadá, 20 mil millones cada uno.
“México se hará de casi 27 mil millones del comercio entre EE.UU. y China, lo que representa el 6% de sus exportaciones”, agregó la experta.
De los 250 mil millones de dólares de exportaciones chinas que resultarían afectadas si el alza del 25% de aranceles se concreta, los analistas calculan que 82% sería reemplazado por firmas en otros países, las empresas chinas retendrían el 12% y sólo el 6% beneficiaría a productores de Estados Unidos.
Para la economista el caso de los aranceles adicionales impuestos a la soja procedente de EE.UU. es ilustrativo del efecto distorsionador de la medida, con Brasil como el principal beneficiario al haberse convertido, gracias a esta decisión, en el principal abastecedor de este producto para el mercado chino.
Sin embargo, esta ventaja puede ser temporal y su alcance modificarse, lo que los productores e inversores en Brasil saben muy bien.
“Los productores brasileños no han querido tomar decisiones de inversión que no resultarían rentables si los aranceles se revocan”, explicó Coke-Hamilton.
En dónde estamos aún
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recientemente se mostró optimista respecto a la posibilidad de alcanzar en el próximo mes un ambicioso acuerdo con China para frenar la guerra comercial, al terminar una ronda de negociación que se cerró con “avances”, pero con los capítulos más ásperos aún por solventar.
Trump recibió en la Casa Blanca al viceprimer ministro de China, Liu He, para cerrar dos días de negociaciones bilaterales destinadas a evitar que, el próximo 1° de marzo, EE.UU. eleve del 10% actual al 25% los aranceles que mantiene a productos chinos por valor de 200 mil millones de dólares.
“Si esto sale adelante, será el mayor acuerdo comercial jamás alcanzado”, dijo Trump a los periodistas durante su encuentro con Liu y con los equipos negociadores de EE.UU. y China.
“No nos va a valer un acuerdo pequeño con China”, advirtió el mandatario durante un acto anterior en la Casa Blanca.
Trump pareció dejar la puerta abierta a prorrogar si es necesario el plazo límite del 1° de marzo.
¿Y si la guerra se intensifica?
El mundo no se queda en ascuas mientras las más grandes economías pelean. Los laboratorios de economía política diseñan escenarios para trazar rutas seguras.
Sin embargo las batallas que trenzan chinos y estadounidenses son exageradamente llamadas guerras y “hasta que la sangre no llegue al ríos” a las naciones no les queda otra opción que prevenir.
El que países como Brasil y México y naciones de la Unión Europea estén en capacidad de suplir en las carencias dentro de un tablero de guerra, no descarta que a lo interno no haya “daños colaterales”.
En el caso de Brasil los sectores que utilizan la soja como insumo, como el agropecuario, perderán competitividad por el aumento de su precio, debido a la demanda china.