La ciudad de Guayaquil en Ecuador recibió el pasado fin de semana una dotación de más de 4.000 ataúdes de cartón para poder sepultar los cadáveres que se han acumulado a raíz de la emergencia sanitaria por la COVID-19. De forma paralela continúan las tareas de recolección de fallecidos.
La Fuerza de Tarea conjunta del Ejército ecuatoriano que, a raíz de la crisis, se encarga de levantar los cuerpos que están en casas, calles y hospitales, bien sea de fallecidos por coronavirus u otras circunstancias, adquirió 3.000 de los féretros.
El Gobierno proporcionará esos cajones para agilizar los entierros. Efectivos militares y policiales se afanan en los últimos días por trasladar los cuerpos de familias con bajos recursos y que no pueden pagar gastos fúnebres.
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Los ataúdes se suman a los más de 1.500 de cartón prensado que repartió el municipio Guayaquil para enterrar a víctimas mortales de la pandemia. Estos féretros que soportan un peso de 300 libras (136 kilogramos), son cofres resistentes y “cubren la necesidad”, y las funerarias los están vendiendo a 300 dólares.
La acumulación de cadáveres ha provocado el desabastecimiento de las funerarias que han duplicado el precio de los pocos ataúdes de madera que se ofertan, que de unos 500 dólares el más simple ahora han pasado a costar más de 1.000.
Guayas sigue siendo la provincia con mayor número de fallecidos en el territorio nacional víctimas de coronavirus, y también es la que registra más contagios, de los cuales la mayoría está en su capital, Guayaquil.