Sombras chinescas. Así es el juego que plantea Nicolás Maduro cada vez que regresa Juan Guaidó al país de sus giras. La amenaza de llevarlo a la cárcel siempre está en el ambiente. Miraflores despliega señuelos, tirapiedras, obstáculos e incomodidades junto a señoras que insultan y gritan “traición a la patria”. Tras los maltratos Guaidó entra e impone el ritmo desde Caracas.
Hace menos de 24 horas Maiquetía vio entrar al presidente de la Asamblea Nacional y Jefe de Estado de Venezuela de acuerdo a un grupo importantes de naciones. En su discurso central repitió la promesa que recibió de la Casa Blanca para defenestrar a Maduro:
“Los mecanismos de presión van a aumentar. Por polémicos que sean van a seguir aumentando”, dijo el opositor frente a decenas de diputados que lo reconocen como presidente del Parlamento, dos horas después de su arribo a Venezuela tras una gira internacional de 23 días.
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El político de 36 años arribó a Venezuela sobre las 17.00 hora local proveniente de Lisboa, Portugal.

A razón de este segundo aire con el que viene, pidió al pueblo venezolano que hiciera su parte, que no se acostumbren a la dictadura e instó a retomar las protestas callejeras contra el Ejecutivo que en años pasados se han tornado violentas y han dejado decenas de fallecidos.
Los escenarios
Antes de su arribo a La Guaira, Miraflores se ocupó de mostrar todo lo aprendido del G2 cubano. Colocó radares portátiles en la pista de La Carlota, baterías antiaéreas en el aeropuerto Bartolomé Salom de Puerto Cabello, inundó las adyacencias de la terminal internacional con efectivos de la Guardia Nacional, bloqueó caminos y dispuso a escuadras de mujeres civiles para chocar contra los que fueron a recibir al líder de la oposición venezolana.
De acuerdo al guión enseñado por los agentes de Inteligencia del gobierno de Cuba, la agresión social pasiva está compuesta por la teatralidad y el engaño, elementos que son poderosos aliados cuando estás minimizado por tu oponente y Maduro tiene que verse como mucho más que un hombre para su adversario.
El regreso de Juan Guaidó fue tumultuoso. Recibió agresiones por parte de un nutrido grupo de chavistas, sin que esto impidiera que horas más tarde hiciera un llamamiento a retomar las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

Sin embargo quien es visto dentro y fuera de Venezuela como el Presidente Interino también se repitió. Cabalgó sobre las huellas talladas desde hace más de un año y retomó la retórica de la necesidad “de la unión” de todos los dirigentes políticos y que sectores como los gremios o los estudiantes reclamen en las calles los embates de la crisis que vive el país sudamericano.
“Tenemos que hacernos sentir en todos los espacios (…) ese es el factor determinante para lograr la victoria”, aseveró.
Rumbo al parlamento
El líder opositor convocó una sesión parlamentaria para hoy miércoles a las 14.00 hora local aunque no explicó si pretenderán nuevamente ingresar al Palacio Federal Legislativo, la sede del Parlamento que actualmente controla un pequeño grupo de disidentes opositores presididos por el diputado Luis Parra.
En las últimas tres semanas, mientras Guaidó era recibido como mandatario en países como Estados Unidos o Francia, la mayoría opositora que lo reconoce como líder de la cámara no pudo acceder a la sede parlamentaria por impedimento de la fuerza pública y los llamados “colectivos”, grupos de civiles frecuentemente armados afines al chavismo.
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Guaidó adelantó que en su gira consiguió el “compromiso de varias (organizaciones) multilaterales” para la creación del “Fondo Venezuela para la recuperación del país” que se pondrá en marcha “una vez inicie la transición”, es decir, si llegara a poner fin al Gobierno chavista.