El presidente Donald Trump exhortó a su cúpula militar a “vigilar el enemigo interior”, tras prometer que “resucitará el espíritu guerrero” de las fuerzas armadas de Estados Unidos, en un discurso de tono muy belicoso.
El despliegue de la Guardia Nacional en varias ciudades del país es “una de las tareas importantes para algunas de las personas en esta sala. Eso también es una guerra: es una guerra desde el interior”, declaró el mandatario en una reunión inusual de los altos mandos, convocados desde todo el planeta a la base militar de los Marines en Quantico (Virginia).
Pete Hegseth, el secretario de Guerra, según la nueva terminología que usa el gobierno Trump, convocó esta reunión para explicar las nuevas directrices de la mayor maquinaria militar del mundo.
Las fuerzas militares estadounidenses deberán volver a centrarse en los “valores de antaño”, dijo Hegseth, en contraste con los años de campañas para diversificar el reclutamiento o cursos para sensibilizar a los oficiales con temas como el cambio climático.
Durante la presidencia del demócrata Joe Biden el Pentágono llegó a nombrar a un almirante transexual, Rachel Levine, al frente del principal organismo sanitario de las fuerzas armadas.
El Pentágono da por terminada esa etapa de “basura ideológica”, aseveró Hegseth. “Se acabó esta mierda”, dijo textualmente.
El objetivo es acabar con “décadas de decadencia”, lanzó.
Una sala silenciosa
Hegseth desplegó las nuevas directrices para el reclutamiento, el entrenamiento y las reglas de combate ante una sala silenciosa, repleta de generales y almirantes, mientras que Trump llegó luego con un mensaje más político y ominoso.
Las ciudades “gobernadas por los demócratas de la izquierda radical (…) San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, son lugares peligrosos. Y las vamos a poner en orden una por una”, aseguró.
Trump ha desplegado la Guardia Nacional en ciudades como Los Angeles (donde se produjeron altercados), Washington o Portland.
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“Le dije a Pete que deberíamos usar algunas de estas peligrosas ciudades como campos de entrenamiento para nuestro ejército” dijo Trump.
Los gobernadores demócratas de esos estados han puesto el grito en el cielo, y algunos alcaldes se han negado explícitamente a colaborar.
Ese desembarco de tropas armadas y en ropa de combate, inhabitual en Estados Unidos, ha sido también objeto de demandas ante la justicia.
“Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras fuerzas armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido”, declaró Trump.
La lista desplegada por su ministro Hegseth fue minuciosa: más entrenamiento físico, fuera barbas, pelo largo, “generales gordos”, menos reuniones administrativas, fin de las quejas anónimas.
Ese nueva “mentalidad guerrera”, en palabras de Hegseth, implica que las fuerzas armadas volverán a utilizar estándares de reclutamiento y entrenamiento basados en la capacidad masculina en términos de resistencia física.
“Quiero ser muy claro: no se trata de impedir a las mujeres servir” en las fuerzas armadas, insistió. “Nuestras oficiales femeninas son las mejores del mundo, pero cuando se trate de un trabajo que requiera poder físico para entrar en combate, esos estándares deben ser neutrales, y altos”, explicó.
“Si las mujeres pueden lograrlo, excelente”, añadió.
Departamento de Guerra
El Departamento de Defensa, ahora Guerra, era inmune a la intervención política directa. Pero se vio especialmente afectado por el retorno de Trump a la Casa Blanca en enero.
Trump ha ordenado ataques en el Caribe contra lanchas de presuntos narcotraficantes, que a su juicio son una amenaza nacional para el país. También ordenó el bombardeo de instalaciones nucleares iraníes y contra los hutíes, rebeldes yemeníes respaldados por Teherán.
En mayo, Hegseth ordenó reducciones significativas en el número de altos cargos en el ejército estadounidense, incluido un recorte de al menos el 20% en el número de generales y almirantes de cuatro estrellas en servicio.
Además, desde el regreso de Trump, varios oficiales militares estadounidenses fueron empujados a dejar sus cargos. En febrero, el presidente despidió, sin dar explicaciones, al jefe del Estado Mayor Charles Brown.
También fueron destituidos el jefe de la Armada y la Guardia Costera de Estados Unidos, el subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea y varios abogados militares de alto rango.
Por: AFP