Gustavo Rízquez/El Sol Latino.- ¿Y si existe un hilo conductor de rango científico que relacione los movimiento sísmicos suscitados recientemente en Suramérica? ¿Terremotos: Frenazos en el giro terrestre serían la causa?
Las fuerzas telúricas han sido catalogadas por la ciencia como impredecibles. Sin embargo, y más allá de ese determinismo, un grupo de geofísicos está seguro que en 2018 hay razones para prever un aumento en la actividad sísmica.
En la zona geográfica que comprende la América del hemisferio sur, los movimientos tectónicos, además de frecuentes, tienen un historial de destructiva ferocidad.
Recientemente Chile ha tenido una seguidilla de movimientos telúricos. Ecuador, Perú y Venezuela también han sido sacudidos por el desplazamiento de fallas que están cuidadosamente custodiadas por geógrafos locales y del mundo.
Terremotos: Frenazos en el giro terrestre. Una clave
A principios del año en curso se popularizó un contenido de Trevor Nace (@trevornace) quien es un geólogo con doctorado, fundador de Science Trends y además es colaborador de la revista Forbes.
El entusiasta divulgador de temas terráqueos reveló que de acuerdo a la comunidad geofísica hay evidencias de que aproximadamente cada 32 años, desde 1900, hay un aumento de la actividad sísmica en todo el mundo.
¿Y cuál sería la causa? Obedecería a la misteriosa ralentización del movimiento de rotación del planeta. Esa correlación se marca en la desaceleración de la rotación de la Tierra. Específicamente, el equipo de investigadores notó que cada 25-30 años la rotación de la Tierra comenzó a desacelerarse y que la falta de empuje de milisegundos ocurrió justo antes del repunte de los terremotos. La ralentización de la rotación históricamente ha durado 5 años, y el último período ha provocado un aumento en los terremotos, reveló el trabajo titulado Earth’s Rotation Is Mysteriously Slowing Down: Experts Predict Uptick In 2018 Earthquakes (La rotación de la Tierra se está frenando misteriosamente: los expertos pronostican repunte en 2018 de terremotos).
En conclusión, la rotación de nuestro planeta es cíclica: disminuye por unos pocos milisegundos por día y luego acelera de nuevo. Es una variante imperceptible para las personas. Sin embargo estos eventos pueden ser captados por instrumentos de precisión, capaces de registrar variantes milimétricas.
El resultado de la ralentización, según los geofísicos que estudian el fenómeno, podría incidir en un aumento en el número de terremotos severos.
El equipo de investigadores citados por Forbes analizó cada terremoto que se produjo desde 1900 con una magnitud superior a 7.0 para determinar tendencias en la ocurrencia de grandes sismos. Lo que encontraron es que aproximadamente cada 32 años hubo un repunte en el número de terremotos significativos en todo el mundo y 2018 es un año de repuntes.
¿Lo peor está por pasar?
Realmente hay mucho por indagar. De acuerdo a otro colaborador de la revista Forbes, Ethan Siegel, “esta desaceleración se observó en 2014, 2015, 2016 y en 2017. Si 2018 es el quinto año de la desaceleración, y si este patrón se mantiene, esperaremos que 2018 sea un año repleto de un gran número de terremotos significativos”, dice el astrofísico quien es uno de los autores del trabajo.
Quien es además escritor de los libros como Treknology: La ciencia de Star Trek de Tricorders a Warp Drive, y de Más allá de la galaxia: cómo la humanidad se veía más allá de nuestra Vía Láctea y descubrió todo el Universo, dice que “el agrupamiento de los terremotos, según la teoría, es el resultado de la redistribución del estrés tectónico causada por las variaciones en el giro de la Tierra. La causa de este fenómeno no está del todo clara, aunque parece probable un retraso entre la rotación del núcleo interno fundido y el manto exterior sólido del planeta. Como no todas las partes de la Tierra se ralentizan a la misma velocidad, esto provoca que la deformación y el estrés tectónico se acumulen con el tiempo, liberados en la corteza terrestre como terremotos.”
Eventos en los Andes: Somos parte de un todo
Vamos a hacer un recuento de las más importante sacudidas en Suramérica en la última semana.
En Chile se reportan en hilo sismos desde el 28 de agosto hasta hoy. Las remecidas superan los 4 grados de magnitud. Destaca todos los demás el ocurrido la madrugada del martes 28 de agosto, a las 01:52 horas, un sismo de magnitud 5.5 grados en la escala de Richter que afectó a la zona norte del país con epicentro a 52.1km de Illapel, según informó el Centro Sismológico de la Universidad de Chile.
La mayoría de los eventos están asociados a la actividad en la falla de Atamaca. No se reportan daños a estructuras y servicios.
En la región fronteriza entre Ecuador y Perú se sintió un temblor de 4.4 de magnitud. El epicentro estuvo a 96 kilómetros de profundidad. Un antecedente tierras incas se reportó el 27 de agosto: Dos seísmos estremecieron la noche del domingo al sur de Lima y en Áncas.
Instituto Geofísico del Perú (IGP) precisó que fue una remecida de 4.0 de magnitud y que perturbó la noche en la provincia de Cañete, departamento de Lima.
Datos oficiales precisaron que el movimiento telúrico se produjo a las 8:45 p.m. a 11 kilómetros al noroeste del distrito de Calango, en Cañete, con una profundidad de 98 kilómetros. Horas después, a las 11:16 p. m. del domingo, en la región Áncash se registró otro sismo de 4.6 de magnitud. Amabas fueron activadas por la falla sísmica de Calana.
Venezuela tuvo un evento importante. El martes 21 de agosto alrededor de las 17:31 hora local, Venezuela sufrió un sismo de 7.3 grados Richter según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), rebajado a 6.3 grados, acorde a la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas. El epicentro del temblor fue a 21 kilómetros del sureste de Yaguaraparo, en el estado de Sucre, en la parte nororiental del país. Debido a la cercanía del epicentro con el mar de Caribe, el gobierno de Trinidad y Tobago emitió una alerta de tsunami que fue retirada después.
Uniendo los extremos
Los terremotos siguen siendo el desastre natural más difícil de predecir. Tienden a ocurrir con poco o nada de advertencia y pueden ser increíblemente destructivos. A menudo, los geólogos se limitan a las tendencias históricas de los datos para predecir la probabilidad de que ocurra un terremoto. Esta nueva investigación proporciona otro conjunto de datos para informar a las comunidades sobre los riesgos a corto plazo que enfrentan. Vale la pena impulsar a la comunidad científica para que siga ahondando sobre la relación estadística que hay entre ciclos de grandes terremotos como el que está en pleno desarrollo en 2018 y el micro frenadas en el movimiento de rotación de la Tierra.