El papa Francisco colocó una especial densidad en la atmósfera del rezo del Ángelus, plegaria que dirigió al mundo y a los miles de fieles en la Plaza de San Pedro, y con tono de estadista aseguró desde el Vaticano que “no creamos que la política está reservada solo a los gobernantes, pues todos somos responsables de la vida de la ciudad, del bien común”.
Asimismo en la primera misa del año el Santo Padre habló sobre un mundo “cada vez más desunido” y en el que muchas personas padecen la soledad, y animó a afrontar el futuro con una visión “materna” por la igualdad y la concordia.
La experiencia comunicacional con el Sumo Pontífice durante el fin de año y nacimiento de 2019 estuvo nutrida de mensajes, hilos retóricos nutritivos que tuvieron conexión en distintos niveles, pero que echó un chispazo de luz cuando advirtió que residimos en un mundo que “está totalmente conectado, pero parece cada vez más desunido”.
El Jefe de la Iglesia católica repasó lo que ha sido una amable letanía que desea un giro espiritual de la feligresía. Reavivó en su mensaje sobre la necesidad de colaborar por el bien de la humanidad y la concordia: “No creamos que la política está reservada solo a los gobernantes, pues todos somos responsables de la vida de la ciudad, del bien común”.
“La política es buena en la medida en que cada uno hace su parte al servicio de la paz”, sostuvo.
Francisco volvió a pedir a los católicos ser “artesanos de paz” y esto, refirió, “empieza en casa, en la familia, cada día del año nuevo”.
Durante la primera misa del año el Papa Francisco llamó a los creyentes en Cristo a cavilar sobre cómo influir para cambiar un mundo que “cada vez está más desunido” y en el que muchas personas padecen la soledad, y animó a afrontar el futuro con una visión “materna” por la igualdad y la concordia.
Cada Año Nuevo la Iglesia conmemora la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios y, por ello, el papel de las madres en el mundo y en la Iglesia católica fue el tema que centró su homilía.
Desde la basílica de San Pedro el Papa Francisco expresó que “necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos y la sabiduría en la mansedumbre”.
Jorge Mario Bergoglio señaló que “las madres toman de la mano a los hijos y los introducen en la vida con amor” pero advirtió que estos a menudo “van por su propia cuenta, pierden el rumbo, se creen fuertes y se extravían, se creen libres y se vuelven esclavos”.
“Cuántos, olvidando el afecto materno, viven enfadados e indiferentes a todo. Cuántos, lamentablemente, reaccionan a todo y a todos, con veneno y maldad. En ocasiones, mostrarse malvados parece incluso signo de fortaleza. Pero es solo debilidad”, sostuvo.
La fórmula del argentino es extender una “mirada materna” en un mundo en el que, lamentó, “hay mucha dispersión y soledad a nuestro alrededor”, a pesar de que actualmente es más fácil comunicarse. Toda una contradicción.
“El mundo está totalmente conectado, pero parece cada vez más desunido. Necesitamos confiarnos a la Madre”, invitó.
Asumir esa visión, sumarse al “heroísmo de darse” al prójimo al que aludió previamente, es fundamental pues el papa cree que “un mundo que mira al futuro sin mirada materna es miope”.
“Podrá aumentar los beneficios pero ya no sabrá ver a los hombres como hijos. Tendrá ganancias, pero no serán para todos. Viviremos en la misma casa, pero no como hermanos. La familia humana se fundamenta en las madres”, indicó.