Si le preguntas a quienes visitan a Filadelfia después de un largo tiempo, probablemente te van a decir que la ciudad ha progresado mucho, que las calles se ven limpias en el centro, que los edificios tienen esplendor y que la gente en las calles parce más placentera que antes. Sin embargo, a pesar de mostrar mucho progreso en el Centro, todavía queda mucho por hacer.
Por ejemplo, el nivel de pobreza es demasiado alto convirtiéndose en un freno al desarrollo pleno de toda la ciudad. Esto implica, que los beneficios de inversiones públicas y privadas, y las prioridades políticas de los últimos 25 años no han sido distribuidos equitativamente entre los residentes. Los barrios, como el latino, se han quedado atrás.
Gracias a la elección de Jim Kenney, la mira se volvió a los barrios. La iniciativa de Rebuild y los centros de cuidados infantiles buscan comenzar el proceso de renovar los vecindarios mientras se buscan mas avenidas para sacar a la gente de la profunda pobreza. Y se hace esto a pesar de tener una administración en Washington que es antagonista a estos pasos. Lo que se necesita al momento, es más participación de las masas en los barrios para entender más la política local y participar activamente en el desarrollo del futuro de esta gran urbe.
¿Pero qué o quienes previenen esa participación? Desde luego que la democracia en todos sus niveles está en peligro en los Estados Unidos gobernados por Donald Trump. El ruido incesante que sale desde la Casa Blanca y los clubes de golf del mandatario pelo naranjado es tan sofocante que a veces paraliza a la gente o convierte a otros en cínicos. No Podemos, como pueblo, dejarnos ser arrastrados por la ola de la desinformación, las fabricadas locuras del Presidente ni de las adulaciones de sus compinches en el Congreso. La tarea nuestra en Filadelfia, y en todo el país, por el momento es concentrarnos en avanzar a nivel local con los proyectos que podamos desarrollar.
Disminuir constantemente la pobreza no es cosa fácil ni se logra de la noche a la mañana. Por lo tanto, vale apoyar aquellas iniciativas que benefician al pueblo, no importa quien la lidera. El personalismo que agobia a los políticos del barrio (con pocas excepciones) es tan dañino como la misma política de Trump.
Si Filadelfia tiene los mejores restaurantes de la costa este de los EE.UU, pero miremos cuales son las condiciones de trabajo de los obreros culinarios. ¿Pueden ellos y ellas mantener una familia decentemente con salaries malos sin beneficios? A veces siempre miramos al gobierno como responsable único de resolver estos problemas. Si, las autoridades locales tienen parte de la responsabilidad, como lo ha asumido el Alcalde Kenney, pero También nosotros tenemos que poner al sector privado como actor elemental y ajustarle cuentas cuando se hacen sordos.
Filadelfia hecha hacia adelante, pero no llegará lejos si no va con todos, y a tiempo.
Editorial