En agosto de 2015 llegaron a este país Carmela Hernández y sus cuatro hijos. Solicitaron al sistema de inmigración asilo debido a que eran perseguidos por el narcotráfico mexicano. La familia se marchó tras el asesinato del hermano de Carmela y dos sobrinos a manos de los narcos. Al parecer la historia no hizo mella en el juzgado que atendió su caso que ordenó su deportación. Oprimida por el miedo buscó refugio en una iglesia de Filadelfia en la que se ha mantenido por 1.200 días en un santuario materializado en la Germantown Mennonite Church.
Recientemente la historia cambió. Según el abogado de la familia, ante un “cambio de prioridades”, Carmela y sus hijos ya no serían blancos de deportación por parte de la agencia. David Bennion, abogado de la familia migrante aseguró que “el mensaje es claro. Significa que están libres para salir y seguir con sus vidas, respirando el aire libre” dijo.
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Según Bennion, por ahora los hijos mayores se encuentran esperando la aprobación de la visa U. Se trata de un tipo de visa emitida a las víctimas del crimen organizado. Con este nuevo panorama la familia Hernández cambiará por libertad tres años de reclusión. Se trató de un tiempo necesario en el que activistas y la iglesia ayudaron a la familia. Un lapso de gran solidaridad que dio amparo a cinco seres humanos que se hubiesen regresado a Guerrero probablemente estuviese muertos.
1.200 días en Filadelfia
Desde su llegada a los Estados Unidos en 2015 la familia Hernández fue perseguida por apostatas. Solo los activistas y hombres de fe le dieron una mano para salvarlos de una muerte segura. Carmela Hernández y sus cuatro hijos llegaron a Filadelfia a mediados de 2017. Un cálculo mediático precisa que desde su arribo a la Germantown Mennonite Church han pasado 1.200 días.
Ha sido un tiempo de paz espiritual que sirvió para disminuir el estrés generado por un cartel mexicano. Sin embargo no desapareció la angustia ante el asecho del ICE. La familia fue protegida durante años por varias organizaciones locales. Destaca la actuación del Movimiento Nuevo Santuario. Precisamente ellos publicaron la noticia de supuesta liberación en las redes sociales.
El cambio de estatus anunciado por el ICE debe tomarse con prudencia. Los refugiados permanecerán en la Germantown Mennonite Church hasta que consigan las visas. Esperan por esos documentos para salir a las calles y disponer de sus vidas y ser parte de la promesa de los EEUU.
“Siento como que a mí y a mi familia se nos han quitado un gran peso que cargábamos sobre nuestros hombros”. La confesión fue hecha por Carmela Hernández al Movimiento Nuevo Santuario.
Cambio de políticas
Después de la toma de posesión del Presidente Joe Biden había en la atmósfera una sensación distinta. El cambio de las pautas de inmigración emitidas por su administración avivó las esperanzas de varias organizaciones pro migrantes. El Movimiento Nuevo Santuario buscaba junto a otros aliados ayudar familias como la Hernández, a salir de santuarios en todo el país.
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“Estoy agradecida por la comunidad de apoyo y santuario que hemos podido formar durante más de tres años de lucha.”, concluyó Carmela Hernández.